Las manos de Brendan sobre la cintura de Chloe parecían encajar con una perfección peligrosa, como si hubieran sido hechas a medida para sostenerla de esa manera. Tal vez por eso no podía evitar hacerlo cuando la tenía cerca. Y tal vez por lo mismo no la dejó ir pronto.
Mantenerla tan cerca le permitió detallar el color azulado de sus iris, era intenso y se fundía con unas motas de verde de una manera casi imperceptible pero aún más fascinante. Como un océano que ocultaba secretos en sus profundidades y pudieras descifrarlos si te detienes a contemplarlo con detenimiento.
Chloe tampoco retrocedió de inmediato. Sus delicadas manos permanecieron apoyadas en el torso sólido de Brendan, sintiendo bajo la tela la firmeza de sus músculos, la seguridad que transmitía su sola presencia.
Brendan, por su parte, parecía atrapado. El aroma dulce y tenue de Chloe lo envolvía, y la manera en que ella lo miraba lo empujaba a un territorio donde la lógica no tenía lugar. Por un momento, se permitió l