71. Compatible
Kaien detuvo el coche frente al centro médico, pero antes de que Medea pudiera descender, él la retuvo tomándole la mano. Ella se giró para mirarlo, perpleja.
—¿Qué?
—¿Todavía preguntas? —esbozó una sonrisa ladina—. Ven acá.
La atrajo hacia sí y la besó, devolviéndole el mismo gesto que ella le había prodigado antes. No abandonó sus labios hasta que se sintió totalmente satisfecho. Cuando se separaron, Medea estaba acalorada, con las mejillas más rojas que nunca.
—Tenía muchas ganas de volver a besarte —le dijo él, repasando su boca con el pulgar—. Ahora sí, vamos.
Medea estaba aturdida, solo puso en movimiento sus piernas cuando él la sacó del coche casi a rastras. ¿Sería porque no habían tenido ningún contacto íntimo esos días que se sentía de esa forma? Todo su cuerpo ardía.
Entraron tomados de las manos al hospital como una pareja consolidada. Por lo menos para Kaien lo era, quien estaba deseando salir de todos aquellos embrollos para seguir su plan de embarazarla. Debía darse pri