51. Señora D'Arcy

Madea y Kaien no separaron sus labios durante largos segundos que bien podrían haberse convertido en minutos, de no ser por la falta de aire.

—Creo que te olvidaste de mis condiciones —dijo Medea, agitada—. Tienes mala memoria.

—Muy mala, de hecho —admitió él sin vergüenza—. Dijiste que podía aprovecharme, y créeme, la palabra aprovechado me queda de maravilla.

Medea rió y apartó el rostro de Kaien antes de volver a caer en la tentación. Permanecieron juntos en el jardín por un buen rato, los dos solos y en silencio, sintiendo únicamente la brisa fría rozar sus pieles.

—Creo que ya deberíamos entrar —dijo Kaien, poniéndose de pie—. Es hora de irnos.

—Sí, claro —ella tomó su mano para ayudarse a levantarse—. Entonces... ¿mañana es el día?

—Sí —le besó el dorso de la mano—. Nos casaremos por lo civil. Le enviaré la dirección a tu padre para que vayamos por separado, así no levantaremos sospechas. ¿Qué te parece?

—Me parece muy bien.

—Ah, y pasado mañana debes irte a vivir conmigo —añadi
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP