21. Me engañas
Elian se quedó mirando el teléfono luego de colgarle a su esposa. Rara vez ella lo llamaba; había dejado de hacerlo desde que él solía responder con sequedad e indiferencia. ¿Acaso estaba empezando a confiar de nuevo, como antes? Tal vez, pronto, todo volvería a ser como antes.
Sentía la necesidad de recuperar lo que tenían antes de arruinarlo todo por seguir los consejos de Saphira. Pero también había otra razón para comportarse a la altura con su esposa: en unas semanas celebrarían su octavo aniversario. Su suegro le había prometido entregarle un nuevo proyecto de urbanización para esa fecha. Necesitaba que todo saliera bien, mantener a Medea feliz y complacida. Por ellos, por su relación, pero también por lo que estaba en juego.
Últimamente se reprochaba haberla tratado así, sabiendo que gracias a su matrimonio estaba escalando poco a poco hacia donde quería llegar. No pensaba volver a dejarse arrastrar por su amante, que no hacía más que hacer berrinches y estorbar.
Encendió el mo