Capítulo 34
—Mary Elizabeth, ¿por qué no me dijiste que le habían dado de alta a tu sobrino?
Miré a Antoni. Los dos estábamos en el almacén comprobando los preparativos para el lanzamiento oficial de la nueva colección.
—No quería incomodarte.
—¿Incomodarme? Quería recoger al niño y llevarlo personalmente a la casa… —frunció el ceño con preocupación—. La casa. Recuerdo que todo estaba inundado en agua…
—Nuestro casero ya se está encargando del seguro…
—¿Pero cómo quedó todo? ¿Perdieron muchas cosas?
Suspiré. La verdad es que sí perdimos mucho. Nuestro sofá, los libros de las estanterías que estaban más cerca del suelo, toda la comida que almacenábamos debajo de las encimeras de la cocina. Poco a poco estábamos comprando todo lo que se había dañado pero el dinero no era suficiente. Por lo pronto estaríamos sin sofá.
—No mucho. —mentí.
—Oye, estuve ahí. No mientas…
—Mary —me habló Julia que acababa de escuchar la conversación—. ¿por qué no me habías dicho que vivías en la zona de la i