Capítulo 61
Antoni:
Siempre me gustó la casa de Sebastián y más aún cuando de pequeño me escurría por aquel portón gigante y entraba sin siquiera tocar la puerta. Aquella también fue mi casa. Aún sentía que lo era. Pero como si de una premonición se tratara, la madreselva que en su momento perfumaba y engañaba el pasillo de entrada, ahora esta estaba prácticamente marchita. Tan marchita como Leonor. Aquella mujer de carácter fuerte, que ahora yacía en una cama gigantesca como si el pasar del tiempo le hubiera pasado factura. El problema era que ese proceso en ella había pasado demasiado rápido a causa de una terrible enfermedad. El cáncer.
—Alguien se va a morir —dijo en cuanto me vio—. Antoni Casterly está aquí a pesar de su apretada agenda. Bueno, espero que la que se muera no sea yo. Al menos no aún.
—Ya no tengo una apretada agenda. ¿No te contó Sebastián? Ya no soy el CEO del Bigmax.
Me senté a su lado en el colchón de la cama y no tardó en tomar mi mano para llevarla a sus lab