Esperé mucho ese momento e imaginé todas las reacciones posibles que podía tener cuando me viera, pero jamás imaginé que ni siquiera llegaría a tener un triste déjà vu o al menos que me preguntara si me conocía de algún lado. Me había destrozado la vida y ni siquiera me recordaba. —Espero que cumpla con mis expectativas —empezó a decir después de estrecharme la mano—. Me gusta la gente puntual, ni se le ocurra llegar tarde y, por dios, compre ropa nueva. De ahora en adelante trabajará para Bigmax y tiene que estar a su altura.Tras decir eso se marchó. Yo me quedé en el mismo sitio, petrificada hasta que fui abordada por Lurdes. —No te lo tomes personal, don Antoni es un poco exigente con la vestimenta de sus empleados. Y no te preocupes por lo del dinero, la empresa cubre los gastos. Ven conmigo, bajaremos al almacén. Ahí Maxi y Julia tomarán las medidas.—¿Medidas? Lurdes se echó a reír al ver mi cara.—¿Pensabas que comprarías ropa de otras marcas? Será para que te echen mañana
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