Cuando llegaron, el estacionó en frente al edificio donde vivía ella, ambos se miraron unos segundos y ella reaccionó.
—Gracias de nuevo, gracias por salvarme. — agradeció de nuevo.
—No me las des, preciosa. —la acarició la mejilla, ella cerró sus ojos al sentir su tacto. Abrió sus ojos y le sonrió, iba a salir, pero él la detuvo. —Espera, no te vayas todavía, toma. — la entregó un sobre amarillo. —Es el contrato, léelo y luego me dices. — ella cogió el sobre y salió del auto. —Hasta esta noche, princesa.
—Hasta esta noche. —cerró la puerta del auto y se metió en el interior del edificio.
El mafioso cuento vio que ella se metió dentro, arrancó y se fue de allí. Había quedado con sus amigos en la casa de Giovanni y Mariano.
Orlando al llegar, los escoltas de sus amigos le abrieron el portón, metió su auto y apagó el motor. Salió del auto y fue hasta puerta.
Una empleada de ellos, le abrió la puerta y él entró. Cuando entró, vio a Carlotta con su hijo en el salón, caminó hasta y vi