Capitulo 5

El ambiente en la junta directiva era bastante tenso, Edmond Miller, el patriarca de la familia, observaba sus dos nietos mayores de reojo sintiendo un profundo a pesar al ver que aún no lograban superar sus enemistades. Podía entender que las relaciones entre ellos se hubiera marchitado, después de todo, Erick se había enredado con la mujer de su hermano. De igual modo, podía entender que el corazón no entiende razones y es muy difícil mantenerse al margen cuando se esta tan enamorado de una mujer como Erick lo había estado de Loreine.

Por otro lado, podía entender el sentir de Alexis, él también había estado muy enamorado de esa mujer. Incluso su nieto estaba pensando en contraer matrimonio con ella, ya estaban comprometidos e incluso Loreine le había dicho que estaba embarazada de dos meses. El anciano entrecerró los ojos con cansancio al recordar aquel día, nunca había visto a Alexis tan feliz como en ese entonces, pero la felicidad de su nieto de en medio era la infelicidad de su nieto mayor. No estaba bien pensar de ese modo, pero a veces agradecía que aquella mujer que sembró la discordia entre los Miller se haya quitado la vida.

—Señor Miller, habiendo esclarecido los nuevos puntos comerciales podemos dar por concluida la junta. —Carl, un hombre de mediana edad habló de pronto. —A los inversionistas minoritarios no gustaría saber su desición, cual de sus nietos será el que lo reemplace de ahora en más.

Edmond Miller carraspeó al momento que se ponía de pie, hasta hace unas horas atrás tenía la decisión más que clara, sin embargo, ahora, después de ver la reacción de ambos hermanos tenía sus dudas al respecto. Erick era un empresario brillante, sus ideas eran agresivas y lograban resultados rápidos, pero lo que tenía de brillante lo tenía de arrogante. Alexis era inteligente, ordenado, con buenas ideas y sumamente eficiente, pero también era excesivamente cuadrado. Era poco tolerante, era del tipo de persona que pensaba: "si yo puedo, todos pueden." Para Alexis era muy difícil ponerse la piel de los demás.

Después estaba Jorge, su nieto menor. El chico tenía una personalidad brillante, era amistoso, eficiente y practico. Jorge veía soluciones en las cosas más simples y nada lo derivaba. Era demasiado cercano a las personas, pero aún así, sabía marcar los límites. Sin embargo, Jorge aún era un chiquillo de 23 años en medio de una carrera universitaria.

—Elegir al nuevo presidente de Miller CORP ha sido demasiado difícil. Tengo tres nietos cada uno de ellos brillante a su manera y tener que elegir entre uno ha sido demasiado complicado... Considero que en esta ocasión los tres deberían de hacerse cargo de la empresa. —Las exclamaciones de asombro no se hacen esperar. —En este momento puede parecer un disparate, pero los tres son hermanos y el futuro de esta empresa corresponde que dependa de ellos, porque son ellos quienes la heredarán en un futuro no muy lejano. Jorge es el más inexperto, pero también el que tiene las ideas más frescas e innovadoras del mercado. Alexis es el orden, es quién puede mantener bajo control todo dentro de la empresa y finalmente tenemos a Erick, para nadie es un misterio que es brillante en los negocios. Si los tres se unen y trabajan en equipo podrán conseguir grandes cosas con esta compañía.

Un silencio pesado y prolongado se instaló en la sala de juntas y a pesar de las quejas y caras largas de algunos inversionistas minoritarios, Edmond se mantuvo firme en su decisión.

—Durante un año estarán a prueba, estarán los tres al frente de la empresa y yo estaré detrás, siguiendo sus pasos. Porque no permitiré que el sacrificio y esfuerzo de mi familia se pierda por la rivalidad entre unos niñatos. —Sentenció tajante. —Con esto se da por concluida la junta. Muchas gracias a todos por asistir y por apoyar mis decisiones.

•••

Erick y Alexis, no estaban muy contentos con la decisión de su abuelo, sin embargo, Jorge estaba feliz. Veía esta situación como una oportunidad para volver a afianzar lazos entre los tres, porque después de la muerte de Loreine, la familia se desmoronó completamente.

—¡Felicidades hermanos, al fin podremos trabajar los tres juntos! —Exclamó un entusiasta Jorge, mientras se colgaba de los hombros de sus dos hermanos mayores, los cuales lo pasaban por unos cuantos centímetros.

—Será un placer trabajar contigo chaparrito, aunque te advierto que soy un jefe estricto y tendrás que trabajar a mi par. —Dijo Alexis, mientras desordenaba un poco el cabello color chocolate de su hermano pequeño.

—Dudo que exista un ser humano sobre esta tierra que pueda trabajar a tu par, Alexis. —Dijo Erick con sarcasmo, —eres inexperto Coque, pero basta con que des lo mejor de ti, con el paso del tiempo irás aprendiendo y mejorando tus técnicas así que no te preocupes ni te sobre esfuerces de más.

—Mi querido Erick, siento que hablas desde tu frustración, porque ya te imaginabas como el nuevo presidente de la compañía. —El moreno esboza una sonrisa torcida —una vez más querido hermanito te toca morder el polvo... Siempre vas a ser mis sombra, lo fuiste con Loreine y lo serás en la empresa. —Dijo aquellas palabras cargadas de crueldad.

—¿Tú sombra? ¿Acaso escuchas las estupideces que estás diciendo? —Aparta delicadamente a Jorge de él. —¡No tienes derecho a hablar de ella! ¡Por tu culpa se quitó la vida! —Comenzó a alzar la voz y Jorge agradeció de que nadie ingresara en el piso designado para la sala de juntas, y el que todos los inversionistas, incluyendo a su abuelo, se hayan ido.

—¿Dices que fue por mi culpa? ¡Ella iba a ser mi esposa maldita sea! ¡Yo la amaba, la amaba con locura! ¡Íbamos a tener un hijo, pero como siempre lo arruinaste! —Apretó sus puños con fuerza.

—Hey, ¿por qué no se calman? —Sugirió el menor de los hermanos.

Ambos lo ignoraron, estaban tan llenos de rencor y dolor que no escuchaban razones.

—¡Ella no te amaba Alexis, ella me amaba a mí y ese hijo que llevaba el vientre era mío! —Gritó Erick Miller fuera de control.

Alexis no se pudo contener. No podía hacerlo, él era demasiado racional, pero en un momento como este la ira lo dominó completamente y sin pensar en sus acciones o las consecuencias que éstas podrían traer, estampó su puño contra el rostro de su hermano mayor. Erick no esperaba aquella reacción, fue tal la intensidad que por el impacto del golpe trastabilló un par de pasos.

Erick sintió la sangre escurrir por su barbilla y el labio inferior le ardía a causa del golpe. Alexis se la iba a pagar, le iba a dar tantos golpes que iba a desfigurar su cara de niño bonito.

—¡Te voy a partir la cara, pedazo de m****a! —Exclamó furioso.

Pero antes de que Erick pudiera siquiera moverse de su sitio, su teléfono celular sonó.

—¿Está todo listo? —Preguntó con hostilidad. —Suban, escolten a la chica, estamos en el último piso. —Cortó la llamada.

Alexis y Jorge observaban la escena con curiosidad. ¿A quién estaba esperando Erick? Los dos hermanos menores se miraron entre sí y Jorge de pronto se sintió nervioso, conocía a sus hermanos y sabía perfectamente de las cosas descabelladas que Erick podía ser capaz.

De pronto las puertas del ascensor se abrieron, los tres giraron al mismo tiempo en aquella dirección. Ahí venía Linda, contorneando sensualmente sus caderas, sintiéndose llena de confianza, queriendo sorprender a Baphomet con su actitud empoderada.

Erick al verla, sintió una punzada en el centro de su pecho, su obra maestra estaba lista y era como estar viendo a Loreine de nuevo. Linda se veía preciosa con aquel vestido color borgoña hasta sus tobillos, totalmente ceñido a su voluptuosa figura, con esos zapatos de tacón aguja a juego con su cartera negra de diseñador.

Alexis, al ver a aquella mujer se sintió desfallecer, sus piernas temblaron y tuvo que recargarse contra la pared. Era Loreine, era idéntica ella, cómo podían haber dos personas tan jodidamente iguales. ¿Qué clase de broma siniestra y retorcida era esta? ¿Hasta dónde podía llegar la maldad de Erick?

—¡Hola chicos! —Exclamó una estusiasta Linda, ajena a todo el problema familiar.

Alexis quiso hablar, pero ningún sonido salió de su boca, solo sus labios se movieron en una muda súplica. De pronto, su pecho dolía, dolía demasiado y el aire comenzaba a escasear en sus pulmones. Los segundos pasaban y todo a su alrededor se tornaba difuso, lo último que sus ojos ámbar vieron fueron los ojos de aquella mujer, luego, todo se tornó oscuridad.

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