Capitulo 4

En la penumbra de la habitación, los dos cuerpos se encontraban entrelazados en un abrazo apasionado, en un choque desesperado de extremidades. El suave murmullo de la lluvia golpeando contra la ventana creaba una atmósfera íntima y acogedora, en ese momento, Erick se sentía tan pleno, tan completo y tan jodidamente feliz. 

Ella podía sentir el cálido aliento de él en su cuello, enviando escalofríos por todo su cuerpo. Sus manos recorrían con delicadeza cada centímetro de su piel, provocando suspiros de placer en sus labios. Con sus finos dedos se aferró a su ancha espalda desnuda, deseando sentirlo más adentro, más profundo.

Los ojos de Erick Miller brillaban con deseo mientras la miraba fijamente, como si quisiera memorizar cada detalle de su rostro. Y ella, perdida en el momento, se abandonaba por completo a la pasión que los consumía. Erick sabía cómo hacer que perdiera la cabeza, él siempre supo cual era la clave para que perdiera la cabeza. Por que en ese momento, con él entre sus brazos, poco le importaba que ese hombre fuera su amante y que fuera el hermano mayor de Alexis Miller, su futuro esposo.

El tiempo parecía detenerse mientras se entregaban el uno al otro, compartiendo un amor tan intenso que era imposible de describir con palabras. Y en medio de ese torbellino de emociones, se prometieron amarse para siempre, sin importar los obstáculos que pudieran interponerse en su camino. 

En ese instante, en esa habitación llena de amor y deseo, sabían que habían encontrado al compañero perfecto para compartir el resto de sus vidas. Y juntos, se sumergieron en un mundo de sensaciones y emociones que los llevaría a enfrentar el destino que les fue trazado... 

De pronto la puerta de la habitación de abrió abruptamente, dejando ver entre las penumbras la figura de Alexis, quién incrédulo observaba la escena..

Erick Miller, despertó abruptamente sentándose en la cama mientras se sostenía el pecho con fuerza. Hace tantos meses que no tenía aquel sueño que había olvidado cuanto dolía recordarla. Sus ojos se oscurecieron a causa de las lágrimas y en la soledad de su inmensa habitación, se permitió llorar. Lloró, lloró amargamente hasta que los ojos le ardieron. Lloró y maldijo a todos a su alrededor, maldijo a Alexis por descubrir la verdad, la maldito a ella por quitarse la vida y maldijo a Linda por ser idéntica a ella.

•••

Linda estaba sentada en la sala de estar, acurrucada en su sillón favorito cuando recibió un mensaje en su celular. Al revisarlo, se dio cuenta de que era un mensaje de Baphomet, el misterioso multimillonario con el que había firmado un contrato unos días antes. El mensaje decía que en una hora pasaría su chófer a recogerla para llevarla a un centro de estilistas. 

Linda suspiró, sabiendo exactamente qué era lo que le esperaba en ese centro de estilistas. Parte del contrato que había firmado con Baphomet era que debía cortarse el cabello y pintarlo de color negro. A pesar de que en un principio le había parecido una locura, el monto de dinero que le ofrecían era demasiado tentador como para rechazarlo. Sin embargo, ahora que el momento se acercaba, Linda comenzaba a tener dudas. 

Decidió llamar a su mejor amiga, Linsy, para que la acompañara en este momento tan importante para ella. Linsy aceptó emocionada y pronto estaba en la calle, esperando junto a Linda la llegada del chófer. 

Cuando el auto negro se detuvo frente a ellas, el chófer no dijo una palabra. Simplemente extendió una tarjeta black en dirección a Linda. Al verla, tanto Linda como Linsy chillaron emocionadas. Era la tarjeta que les daba acceso a la zona exclusiva de la ciudad, donde se encontraba el centro de estilistas y para compensar la tristeza por cortar su cabello harían muchas compras.

El viaje en auto fue corto pero tenso. Linda estaba nerviosa por el cambio que estaba a punto de hacer en su apariencia, mientras que Linsy intentaba calmarla con palabras de aliento, enumerando todo lo que podrían comprar. Finalmente, llegaron al lujoso centro comercial y el chófer las dejó en la puerta, indicándoles que volvería por ellas en unas horas. 

Una vez dentro, Linda se dirigió hacia la peluquería con una mezcla de emoción y ansiedad. Mientras se sentaba en la silla del estilista y este comenzaba a trabajar en su cabello, Linda no podía evitar sentir un nudo en el estómago. 

Después de un par de horas de trabajo, Linda finalmente se miró en el espejo. Su cabello ahora lucía un corte tipo Bob, con un color negro azabache que resaltaba sus ojos color miel y su pálida piel. Aunque al principio le costó aceptar el cambio, no podía negar que se veía increíble. 

Linsy la miraba con una sonrisa de oreja a oreja, emocionada por el resultado final. Juntas salieron del centro de estilistas, sintiéndose como unas reinas. Se dirigieron a una cafetería cercana para tomar un café y recapitular sobre la experiencia. 

Fue en ese momento que Linda se dio cuenta de cuánto había cambiado desde que había firmado el contrato con Baphomet. Aunque al principio lo había hecho por el dinero, ahora se daba cuenta de que ese cambio en su apariencia la había hecho sentir más segura, más poderosa. Quizás era eso lo que esperaba Baphomet de ella, y si era eso lo que él quería, entonces eso le daría.

—¡Eres tan malditamente afortunada! —Chillo la morena emocionada, llamando la atención de algunas personas a su alrededor.

—¡Linsy, no grites que la gente nos mira raro! —Exclamó bajito.

—No seas aguafiestas, nos miran por que somos dos diosas divinas. —Juguetea con su ondulado cabello rubio platino. Gracias a la tarjeta black de Linda había podido hacerse este cambio que deseaba hace tanto. —Mas vale que mañana sábado cuando te desocupes me escribas, quiero saber que se siente ser follada por tres bombones forrados en billetes. 

—Esta bien... —Dijo entre dientes mientras se cubría el rostro con ambas manos.

•••

Erick Miller era conocido en la ciudad como un hombre poderoso y respetado, después de todo era el segundo al mando de la empresa familiar que aún dirigía su abuelo, hasta hoy, que iba a delegar el mando a uno de sus tres nietos. Su presencia imponente y su carácter firme lo convertían en una figura temida y admirada a partes iguales, obviamente el sería el nuevo regente de Miller CORP.

Aquella mañana, Erick ingresó al lujoso edificio de la empresa seguido de sus cinco guardaespaldas, quienes lo escoltaron con disciplina y eficiencia. A su paso, los empleados y clientes presentes en el edificio se inclinaron en señal de respeto, reconociendo su posición de autoridad. 

Ignorando a todos a su alrededor, Erick se dirigió al último piso donde se encontraba la sala de juntas. Sabía que llegaba cinco minutos tarde, y eso no era algo que su abuelo, patriarca de la familia Miller, tolerara fácilmente. Sin embargo, Erick no sentía temor alguno, su seguridad en sí mismo era palpable. 

Al ingresar a la sala de juntas, sus guardaespaldas se mantuvieron afuera, mientras que la mirada de todos los presentes se centró en él. Erick, acostumbrado a llamar la atención, permaneció imperturbable, hasta que su mirada se cruzó con la de su hermano Alexis. 

Alexis, el hermano de en medio de los Miller, era el eterno rival de Erick. Siempre en busca de la aprobación de su abuelo, Alexis sentía un profundo resentimiento hacia su hermano mayor, cuya autoridad en la empresa era indiscutible. La mirada de odio que Alexis le dirigió a Erick fue correspondida con una mirada fría y desafiante. 

La tensión entre los dos hermanos era palpable, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder terreno. Erick sabía que Alexis siempre había envidiado su posición y la relación con su abuelo, lo cual había generado un conflicto constante entre ellos a lo largo de los años. 

A pesar de la hostilidad que reinaba entre los dos, Erick sabía que debía mantener la compostura frente a los demás miembros de la junta. Su reputación y la imagen de la empresa estaban en juego, y no podía permitirse mostrar debilidad frente a su hermano. De pronto la imagen de Loreine vino a su mente y un profundo dolor se instaló en su pecho.

Loreine... Su hermosa y amada Loreine...

La reunión transcurrió en un ambiente tenso y cargado de rivalidad, con Erick y Alexis enfrentándose sutilmente a través de gestos y miradas. Sin embargo, a medida que la discusión avanzaba, Erick se dio cuenta de que detrás del odio y el resentimiento de su hermano, aún existía un lazo fraternal que no podía romperse fácilmente. 

Aún así, se habían lastimado demasiado en el pasado y para nadie era un secreto que aún seguían enamorados de la misma mujer.

Loreine...

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