Los hermanos Miller se movían rápidamente por la habitación, empacando sus pertenencias personales en cajas y maletas. Linda, estaba con ellos, ayudando a clasificar y organizar todo, de igual modo empacando sus propias pertenencias. Linda, cuando los vió llegar a los tres con grandes sonrisas en sus rostros pensó que habían arreglado las diferencias con sus abuelos, jamás llegó a imaginar que ellos renunciarían a todo.
Pero inmensa fue su sorpresa al enterarse de que los patriarcas Miller los habían echado de la casa y desheredado de la fortuna que la familia amasaba. Sentía una mezcla de tristeza y un extraño orgullo a la vez. Era evidente que, en ese momento, los hermanos la preferían a ella antes que al dinero que representaba su antiguo hogar. Ese acto fue más que suficiente para aceptar que estaba perdidamente enamorada de los tres y poco le importaba lo que el resto de la gente pensará de su relación.
Mientras empacaban, Linda decidió aprovechar la oportunidad para conocer mejo