Los hermanos Miller, Erick, Alexis y Jorge, no tenían la intención de asistir a la cena de compromiso que su abuela había organizado con tanto esmero. Para ellos, el matrimonio era un asunto serio, y no estaban dispuestos a comprometerse con mujeres que no deseaban. La matriarca de la familia, la abuela Miller, estaba furiosa por semejante atrevimiento. La habían dejado plantada, con esas tres importantes herederas, quienes se sintieron sumamente ofendidas.
La anciana había esperado con ansias esa velada, convencida de que sería el primer paso hacia un futuro lleno de alianzas estratégicas y familias unidas. La idea era llevar la compañía a otro nivel. Pero sus planes se habían desmoronado en un instante por la desfachatez y rebeldía de sus nietos.
Al día siguiente, la abuela Miller, con su carácter inflexible y una determinación a prueba de balas, decidió que era hora de actuar. Junto a su esposo, el abuelo Miller, se dirigieron a la compañía familiar, donde sus tres nietos trabajaba