Sin dejar de mordisquear y besar la sensible piel de su cuello, Erick se las arregló para abrir el pantalón de Linda. Ésta sintió la suave tela resbalar por sus piernas, la anticipación haciéndole bullir la sangre. Las manos de Alexis se introdujeron bajo sus pantaletas de encaje y, presta y eficientemente, los mandaron a hacerle compañía a la prenda anterior.
—Mis… mis tacones, —jadeó Linda, respirando agitada, los mordiscos de Erick , las caricias de Alexis y la lengua de Jorge sobre sus erectos pezones la hacían ver estrellas debajo de los párpados.
—Ahora me encargo —le respondió Erick, entre besos y mordidas.
Se separó de Linda y la empujó hasta hacerla caer sentada sobre el amplio sillón que estaba como decoración, ya que nadie lo utilizaba. La repentina lejanía de los hermanos Miller, le dejó a Linda una enorme sensación de vacío y de frío a pesar del intenso calor.
Respirando entrecortado y sintiendo gotas de sudor escurrirle por la sien, la joven pudo mirar la erección de l