Sasha
La bruma del veneno se ha disuelto, pero una nueva forma de fatiga me invade ahora, más profunda, más tenaz. Cada respiración es una lucha, cada latido del corazón un recordatorio de la fragilidad de nuestra existencia. Sin embargo, estoy de pie, al lado de Adrian y Dante, mientras enfrentamos la última ola de nuestros enemigos. La tensión que flota en el aire es palpable, como una espada lista para cortar.
Nuestros pasos resuenan sobre el suelo húmedo, y avanzamos en esta arena de muerte y destrucción, donde solo los más fuertes sobreviven. La batalla que rugía a nuestro alrededor se desvanece poco a poco. Los vampiros, los mercenarios, los traidores, todos están muertos o huyendo. Sin embargo, esta victoria tiene un sabor amargo, porque la verdadera lucha aún está por delante: la lucha por el poder, la lucha por el control de lo que queda del territorio, de la familia, de la vida. Y todo esto tiene un precio.
Adrian aprieta los puños a mi lado, su mirada fija en el vacío, en el horizonte lejano donde la guerra aún no ha terminado. Sé lo que piensa. Sabe que no es el final, sino solo el comienzo de una nueva lucha. La guerra por el control de la mafia, el poder de los Morvan y el de los vampiros, no terminará hasta que ninguno de ellos reine. Y eso, al igual que yo, lo sabe. Eso es parte del juego.
— Debemos terminar lo que comenzamos, murmura, su voz baja, pero llena de tal intensidad que parece resonar en todo mi ser.
Asiento, sintiendo el eco de sus palabras en mi propia alma. Hemos sacrificado todo para llegar hasta aquí, hemos arriesgado todo. ¿Y para qué? ¿Para vivir bajo la regla de otro, o para forzar la mano del destino? No puedo evitar sentir esta pesada pregunta sobre mis hombros.
A nuestro lado, Dante mantiene un ojo vigilante en los alrededores, su expresión sombría, su mente ya calculando los próximos pasos. Él también comprende que la paz es ilusoria. Pero hay otra cosa que percibo en él, un destello de duda. Dante siempre ha querido proteger a los que ama, pero parece cada vez más consciente de que este poder, este control, solo trae compromisos insostenibles.
— ¿Y si no estamos hechos para esto? pregunta Dante, su voz casi inaudible, pero escucho el peso de sus palabras.
Le lanzo una mirada penetrante, tratando de entender. Él y yo hemos pasado por tantas cosas juntos. Hemos sobrevivido a traiciones, a asesinatos, y hoy, la pregunta que plantea me golpea de lleno. ¿No hemos sacrificado todos demasiado por algo que podría desmoronarse? Tal vez no estamos hechos para este poder. Tal vez todo lo que queremos es simplemente ser libres. Libres de esta maldición, de esta guerra sin fin, de este mundo de violencia.
Pero la realidad es mucho más compleja.
Me vuelvo hacia Adrian, sus ojos fijos en el horizonte, sus rasgos duros como la piedra. Él sabe, al igual que yo, que esta guerra no es simplemente una lucha por la supervivencia, sino por el poder. El poder que hemos tomado, que hemos conquistado, y que ahora está al alcance de la mano. Pero, ¿cuál es el precio a pagar? ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para mantener lo que hemos construido?
— Tienes razón, susurro, sintiendo el peso de mis propias palabras. Pero el poder no es solo una cuestión de territorio o dominación. Es una carga. Una carga que nos aplasta lentamente, pero con seguridad.
Adrian finalmente me mira, sus ojos oscuros llenos de esa misma inquietud que siento en mí. Asiente, pero una sonrisa amarga aparece en sus labios. Él sabe, al igual que yo, que es demasiado tarde para dar marcha atrás. Que nuestra ascensión en el mundo de los lobos y los vampiros, con todo lo que implica, nunca nos dejará en paz. No podremos simplemente retirarnos y empezar de nuevo. No es posible.
Dante, por su parte, parece pesar cada palabra, cada pensamiento, antes de responder.
— ¿Entonces qué? ¿Luchamos por todo esto, por este poder, por este control? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que perdamos todo lo que hemos amado?
Un silencio pesado cae sobre nosotros mientras los últimos vestigios de la batalla se apagan a nuestro alrededor. El aire está impregnado del olor a sangre y metal, y la tierra bajo nuestros pies está empapada, impregnada de las huellas de lo que hemos hecho. Hemos matado, traicionado, manipulado. Por el poder. Por nuestra supervivencia. Y tal vez todo esto ni siquiera valga la pena.
Pero una voz, una pequeña voz, en el fondo de mi mente, me dice que ya hemos cruzado la línea. Hemos sacrificado todo, arriesgado todo. No hay vuelta atrás. Solo hay que seguir adelante.
— No tenemos elección, murmura Adrian, como si adivinara el torbellino de pensamientos que me invade. Debemos avanzar. Por nosotros, por nuestro futuro. Porque si abandonamos ahora, será todo lo que hemos hecho lo que se perderá.
Lo miro, esa luz en sus ojos recordándome quién es, quiénes somos. Sobrevivientes. Constructores de reinos, tal vez. Pero también seres humanos, con sus debilidades, sus miedos y su deseo de conquistar un mundo que no han creado, pero que quieren poseer.
Aprieto los puños, lista para enfrentar lo que venga, consciente de que el camino estará aún lleno de obstáculos, de sacrificios. Pero también sé que mientras haya amor, pasión, e incluso celos, seguiremos avanzando, juntos.
No hay un final feliz, solo hay elecciones. Y esta elección, esta lucha, es nuestro precio a pagar.
SashaLa noche ha caído, pesada y silenciosa, envolviendo la ciudad con un manto oscuro. Las luces de las calles parpadean, como estrellas muertas que intentan volver a encenderse, pero la sombra de la guerra es más fuerte, más persistente que el brillo de la esperanza. Camino en silencio al lado de Adrian y Dante, nuestro trío nuevamente unido, pero con una nueva tensión, una conciencia compartida de que todo lo que hemos construido puede desmoronarse en un instante.La guerra no ha terminado. Ni siquiera ha comenzado, en el fondo. Lo que hemos visto, lo que hemos atravesado, no ha sido más que un calentamiento, un aperitivo. El verdadero desafío comienza ahora. Las otras facciones, aquellas que se han mantenido al margen, comienzan a inquietarse. Los lobos. Los vampiros. Y otros más, jugadores ocultos en las sombras, listos para hacer lo que sea necesario para apoderarse de lo que nos pertenece.— Hay que actuar rápido —lanza Dante, rompiendo el silencio con su voz grave—. Los otros
SashaLos ecos de voces, susurros, amenazas, se entrelazan en el aire denso de la sala. Las caras a mi alrededor están marcadas por expresiones de desconfianza y cálculo, pero las veo. Veo en el fondo de los ojos enemigos, aliados igualmente frágiles, un destello de incertidumbre. Nadie está a salvo aquí. Cada palabra, cada movimiento podría ser el que sella nuestro destino. La tensión es palpable, más viva que nunca, como si la más mínima chispa pudiera incendiar la habitación y, con ella, todo lo que hemos construido. Todo lo que hemos sacrificado.Me siento extrañamente tranquila, una calma glacial que me atraviesa, como una ola negra de un mar embravecido, pero que no me ahoga. Al contrario, me impregna, me solidifica. Miro a Adrian, que se encuentra a mi lado, impasible, su mirada tan afilada como el acero. Él siempre es quien lleva la batuta. Él que me ha mostrado que no hay lugar para la duda en este mundo. Él que, con sus puños de acero, ha roto tantos sueños y ambiciones, aho
SashaEl calor de la batalla aún está en mis venas. El sabor de la sangre, el olor metálico que impregna el aire, los ruidos sordos de los cuerpos golpeados, el caos a mi alrededor – todo esto se mezcla en una danza violenta que me empuja a ir siempre más lejos. Los vampiros caen uno a uno bajo la presión de nuestros ataques. Cada golpe asestado es un mensaje, una advertencia para aquellos que se atrevan a desafiar nuestro poder. Los lobos, por salvajes que sean, obedecen a un solo mandato, a un solo principio: sobrevivir y reinar.Hago una pausa un momento, en un callejón sombrío del vestíbulo principal, para recuperar el aliento. Mis ojos buscan a Adrian en medio de los combates. Él está allí, implacable, una silueta sólida, inquebrantable, atravesando la noche con sus ojos de acero. La lucha está por todas partes a su alrededor, pero parece a gusto, como una bestia en medio de una tormenta.Entonces me giro hacia Dante. Sus ojos no abandonan ni un instante la escena, calculando cad
SashaEl viento sopla suavemente sobre la ciudad, aliviando ligeramente la tensión que me aprieta. Las calles están silenciosas, sin embargo, siento la presión, pesada y constante. La batalla ha dejado huellas, y aunque hemos triunfado sobre Matteo, queda en nosotros una sensación de inseguridad, como si la sombra del pasado continuara persiguiéndonos. Aún no ha terminado. Lo sé. Dante y Adrian también lo saben. No hemos ganado, no realmente, hasta que la última resistencia no haya sido aplastada.Es hora de prepararse para la última etapa. La guerra no termina en un campo de batalla. Termina cuando se rompe el corazón mismo del enemigo. Cuando el alma del poder es aniquilada.Adrian está a mi lado, más tranquilo que nunca. Sus ojos, penetrantes, escrutan el horizonte, pero está ahí, cerca de mí, como siempre ha estado. No es el hombre que conocí, ese hombre distante y misterioso. Es el hombre con quien compartí el dolor, la intensidad, el amor. El hombre que se ha convertido en el al
SashaEl olor del polvo, de los viejos muebles de madera, del acero frío. El silencio es opresivo, pesado con promesas de violencia y retribución. Nuestros pasos resuenan en la sombra, cada movimiento calculado, cada respiración contenida. La escena se ha congelado, el tiempo mismo parece suspendido. Este momento es nuestro, el que hemos esperado, preparado, y sin embargo, es difícil no sentir la adrenalina desgarrar nuestras venas.Los pasillos del edificio son estrechos, casi claustrofóbicos. Las paredes están cubiertas de retratos en blanco y negro, que representan rostros severos, congelados en el tiempo. Recuerdos del pasado, hombres que han construido este imperio de sangre y poder. Son ellos quienes han alimentado la guerra entre nuestros pueblos, creando grietas profundas, cicatrices que aún llevamos hoy.Dante camina al frente, su mirada aguda atravesando la oscuridad como un depredador en busca de su presa. A su lado, Adrian, tan silencioso como un espectro, con apariencia d
Capítulo 1 - La noche de los depredadoresSashaLa noche huele a ceniza y a sangre.Avanzo por los callejones oscuros de la ciudad, con el olor a humedad pegado a mi piel. Mi corazón late con un ritmo frenético, no por miedo, sino por ira. Esta noche, mi padre quiso sellar mi destino con un anillo y una alianza que no me pertenece.—Tienes que pensar en la manada, Sasha.—Un alfa no elige a su pareja por amor, sino por deber.Sus palabras siguen resonando en mi mente, quemando mi alma más intensamente que las llamas de una guerra. La manada Morvan ha reinado sobre esta ciudad durante décadas, imponiendo su ley a otros clanes, a los humanos, a todos los que se atreven a oponerse. Y yo, como hija del alfa, supuestamente debo perpetuar esa supremacía. Se espera que me case con un hombre al que no amo, que tenga sus hijos, que fortalezca alianzas sometiéndome a tradiciones que ya no significan nada para mí.Pero no soy una moneda de cambio. No soy una princesa vendida por el bien de un im
Capítulo 2 – Pacto de Sangre y LunaSashaHay algo en él que me atrae. No es solo su aura, ni la emoción del peligro que representa. Es algo más profundo. Más antiguo. Un eco que no comprendo, pero que no puedo ignorar.—¿Tienes un deseo suicida, vampiro? —pregunto con voz tranquila, aunque cargada de advertencia.Se ríe. Un sonido grave y dulce que se desliza por mi piel como una promesa prohibida.—Si ese fuera el caso, no arruinaría mi última noche con una lobita como tú.Maldito arrogante.—Alvero, ¿qué haces aquí? —respondo con los ojos entrecerrados.No contesta de inmediato. Se incorpora con una gracia sobrenatural, alejándose del muro con movimientos lentos y elegantes. Se acerca lo suficiente como para que pueda ver el brillo hipnótico de sus ojos.—Tal vez tenía curiosidad —dice al fin, con un tono casual—. O tal vez me gusta observar a los lobos que no parecen cómodos con su propia piel.Sus palabras me golpean. Demasiado acertadas. Mi rostro permanece impasible, pero por d
Capítulo 3 – Entre sangre y fuegoSashaDante Moretti no es solo un lobo. Es uno de los secuaces más temidos de mi padre, su brazo derecho en los asuntos más oscuros. También es mi futuro esposo… al menos si mi padre consigue lo que quiere.Dante es todo lo que un alfa debe ser: fuerte, despiadado, obediente. Nunca cuestiona las órdenes. Nunca duda.Pero esta noche, en su mirada veo algo más. Algo más oscuro.Celos.—Sasha —dijo con un tono bajo, contenido.Me obligo a mantener el rostro neutro, aunque ya sé que esta reunión va a acabar mal.—¿Qué haces aquí, Dante?Su mirada se detiene en Adrián un segundo demasiado largo antes de volver a mí.—Debería hacerte la misma pregunta. Aunque yo no tengo nada que esconder.Su voz corta como una cuchilla. ¿Qué cree? ¿Que me estoy revolcando con un vampiro en un callejón oscuro?... Mierda.Es exactamente lo que parece.—No es lo que piensas —empiezo a decir.—¿Ah, no? —Se acerca, y puedo sentir su energía vibrar contra mi piel—. Entonces exp