Saga Verdadera Creación #2 Primera línea de tiempo dentro de la saga * Todo había sido complicado desde que huí de allí. Los libros me habían ayudado a entender todo sobre la historia, y los sueños con Garret se habían vuelto más frecuentes; él me ayudaba en todo, guiándome y mostrándome cosas que ni yo misma lograba comprender. Me había logrado mantener oculta de todos en una cabaña encantada que encontré gracias al mapa de uno de los libros, que se suponía que solo la portadora podría descubrir. Eso lo confirmaba todo... Yo era la portadora, pero no quería serlo. No era una elección, simplemente no me quedaba de otra. Pronto regresaría allí, aunque lo que más me atormentaba era la pregunta de si él me estaría esperando. Si él estaría de mi lado. *** Historia original Portada hecha por mí ~ Valeria_Alfa55
Leer másTodo, absolutamente todo, había sido complicado desde que salí de la manada. Nunca imaginé que todo lo que conocía, todo lo que daba por sentado, se desmoronaría tan rápido. Los libros que había tomado me ayudaron a comprender una historia mucho más compleja de lo que había imaginado. Me hablaban de la verdadera creación, de las líneas que separaban a los mundos y de los dioses o gobernantes que los regían, seres tan poderosos que su presencia misma parecía afectar la realidad. No era solo una historia, era una verdad oculta, algo que había estado esperando a ser revelado, y yo, sin quererlo, era la pieza clave de ese rompecabezas.
Los sueños con Garret, el creador, se hicieron más frecuentes. A veces sentía que no era solo un sueño, sino una especie de comunicación más profunda. Él me guiaba, me ayudaba a despejar las dudas que los libros no podían responder, me enseñaba lo que era necesario para entender todo lo que me rodeaba. Había algo en su presencia que me inquietaba, una sensación de que estaba viendo más allá de lo que yo quería mostrarle. A veces, sus palabras parecían sacarme de mi zona de confort, pero era imposible ignorarlo, no cuando sentía que estaba en peligro de perderme por completo en todo lo que estaba sucediendo. Y lo peor de todo es que, a pesar de su ayuda, algo en mí comenzaba a sentir que había algo más detrás de sus palabras, algo que no quería ver. Algo que no quería decírme. La cabaña encantada en la que me encontraba ahora había sido un refugio, pero también una prisión. Logré mantenerme oculta de todos gracias al mapa de uno de los libros, ese que solo la portadora podía encontrar. En ese momento, todo encajó de manera aterradora: yo era la portadora. No quería serlo. No quería cargar con esa maldita responsabilidad, no quería ser la que tuviera que tomar decisiones que afectaran a tantos, no quería ser parte de una guerra que no pedí, ni que deseaba. Pero, al mismo tiempo, sabía que no tenía opción. El destino me había marcado desde el momento en que nací, y aunque luchara contra él, no podía cambiarlo. Sentía que el destino me estaba devorando lentamente, dejándome sin aire, sin fuerzas. Cada día era un recordatorio de que estaba atrapada, y de que mis deseos personales no importaban. Estaba agotada. El peso de ser la portadora me aplastaba, y la idea de que todo lo que existía podría desmoronarse en cualquier momento me llenaba de una ansiedad que no podía controlar. Sabía que en algún momento tendría que regresar a la manada, a ese lugar que había dejado atrás con la esperanza de encontrar algo más, algo que no fuera solo lucha y sufrimiento. Pero ahora me veía obligada a regresar, a enfrentarme de nuevo a todo lo que había huido, porque ya tenía dominada la mayoría de mis poderes. Y esa sola idea, el regreso, me atormentaba, me daba miedo. La incertidumbre sobre lo que me esperaba me consumía. ¿Él me estaría esperando? Después de todo lo que había sucedido en mi ausencia, ¿de verdad habría algo que pudiera devolvernos a lo que éramos antes? O tal vez, todo había cambiado ya, y yo solo estaba aferrándome a una fantasía. Cada vez que pensaba en él, en Connor, el perro-lobo que había llegado a ser mi mejor amigo, mi confidente, mi apoyo incondicional, sentía un alivio y, al mismo tiempo, una enorme tristeza. Él había estado allí para mí cuando más lo necesitaba, ayudándome a controlar mis poderes, compartiendo una conexión única que iba más allá de lo físico. Cada vez que yo me sentía perdida, él lo sentía, y el lugar entero, la cabaña, parecía vibrar con nuestras emociones compartidas. Como si estuviéramos conectados de una manera que no entendía del todo, pero que me hacía sentir que, al menos, no estaba sola en esto. Sin embargo, cada vez que pensaba en regresar, en ver todo lo que dejé atrás, un nudo se formaba en mi garganta. No estaba segura de si estaba preparada para enfrentar lo que podría encontrar. No estaba segura de si alguna vez estaría lista para aceptar el papel que el destino me había asignado. Todo podía ser como antes, o tal vez no. Quizás, al regresar, todo se desmoronaría aún más. Tal vez la conexión que tenía con Connor, que parecía tan pura y sincera, podría volverse algo más complicado. Y entonces, ¿qué pasaría con nosotros? ¿Qué pasaría con él? No podía evitar pensar en todas las posibles consecuencias, en lo que podría perder, lo que podría ganar, en el dilema que se formaba cada vez que pensaba en todo lo que me esperaba al regresar. El tiempo pasaba, pero parecía que mi mente seguía atrapada en el mismo lugar, en el mismo dilema sin solución. Podía sentir cómo el paso del tiempo me desgastaba, me hacía más vulnerable, más cansada. Y aunque sabía que lo que tenía que hacer era inevitable, me resultaba cada vez más difícil aceptar mi destino, dejar que me arrastrara sin poder luchar contra él. Todo lo que podía hacer ahora era esperar, y con cada día que pasaba, el miedo y la incertidumbre se apoderaban más de mí.El amor de su vida, la pequeña chispa de esperanza que había estado esperando, nacería nuevamente en pocas horas. Ella ya lo sabía. La certeza que emanaba de su interior era irrefutable. El universo había conspirado para que todo lo que había sido destruido pudiera ser restaurado.-Ahora sí, todo estará bien -se dijo a sí misma, mientras sus pasos la llevaban hacia el lugar donde todo comenzaría de nuevo. Aunque las líneas del destino habían sido alteradas, el amor seguía siendo un faro que brillaba, esperando ser encontrado de nuevo.Ella sabía que, como todo en este mundo, el amor estaba destinado a renacer.-¿Lista? -preguntó el creador, sonriendo mientras la observaba bajar las escaleras con su cabello atado en una coleta. Ignoraba el nuevo color de el, pero asintió.-Más que nunca -respondió, con entusiasmo, aunque un sentimiento de tristeza le nublaba el corazón. Sabía que esta sería una despedida definitiva hacia él y hacia todos aquellos que hasta ahora habían sido su vida.-B
"¿Se cierran ciclos o se abren nuevos?, esos son los caminos de la vida y el destino y solo ellos marcaran como continua esta historia."El silencio reinaba en la sala, pesado y profundo, mientras los dioses observaban en completo desconcierto la escena ante ellos. La chica, ahora en brazos del creador, estaba completamente inconsciente, su cuerpo rodeado de una energía vibrante que parecía ser la única presencia tangible en el aire. La confusión era palpable, tanto en los ojos de los dioses como en el semblante del propio creador, quien se mantenía firme, pero claramente desconcertado por lo que acababa de suceder.-Eso explica por qué tiene dones de ángel -murmuró el creador, su mirada fija en la joven en sus brazos, ahora transformada. Su cabellera, antes oscura, ahora brillaba con un rubio casi blanco, resplandeciente como la luz del amanecer, y en su espalda, dos enormes alas blancas se desplegaban con una suavidad que parecía desafiar la gravedad.-¿Qué significa esto? -preguntó
Seis puertas gigantes se alzaban frente a mí, cada una imponente y misteriosa, dispuestas en un semicírculo perfectamente simétrico. La escena ante mis ojos parecía salida de una realidad alterna, como si el universo mismo me estuviera presentando una encrucijada final. Cada puerta tenía un color distinto, un tono vibrante y vivo que contrastaba con la oscuridad del entorno. Sin embargo, lo que más llamaba mi atención eran los símbolos grabados en cada una de ellas, marcas que no reconocía, pero que parecían esconder secretos ancestrales. Sabía, en lo más profundo de mi ser, que detrás de esos símbolos se ocultaban significados poderosos, algo que tenía que descubrir, pero no en ese momento. El aire era gélido, casi cortante, y la atmósfera estaba impregnada de una quietud tan absoluta que me hacía sentir como si estuviéramos suspendidos en el tiempo, fuera de cualquier línea temporal conocida. El silencio era tan profundo que sentía cómo me envolvía, opresivo, como un manto pesado.
-Se durmió... -afirmé, mirando a Roderick en mi pecho. Su pequeño cuerpo estaba relajado, acurrucado contra mí como un refugio en medio de la tormenta. Garret asintió, observando la escena con una calma que contrastaba con el torbellino de emociones que sentía en mi interior. -Es hora -dijo, con una suavidad que parecía envolverme. Su voz era baja, casi como un susurro. Asentí, sin poder evitar una última mirada a Roderick. Con cuidado, lo acomodé en la cama, asegurándome de que estuviera cómodo. Le besé la mejilla, acariciando su rostro con ternura, como si quisiera grabar en mi memoria cada uno de sus rasgos. Esa sería la última vez que lo vería así, tan tranquilo, sin saber lo que venía. -Te echaré mucho de menos, Rodic -dije, con nostalgia en la voz. El vacío se sentía en cada palabra. -Tengo que despedirme de ellos y pedir disculpas también -añadí, mientras lo arropaba con suavidad. Mis manos temblaban ligeramente, como si no pudiera aceptar la magnitud de lo que estaba a punto
-Muy bien, Rodic.- Festejé con él cuando me leía las palabras. Aprendía rápido y Oshin lo había inscrito en el kínder de aquí antes de todo lo que había ocurrido. Verlo tan concentrado en sus libros me hacía sentir un nudo en el corazón. Había crecido tanto en tan poco tiempo, y no podía evitar sentir un dolor profundo por todo lo que había perdido. -Quisiela que mi papá me escuchala -dijo en voz baja, mirando el libro en sus manos con nostalgia. Sus ojos brillaban, pero no era la misma chispa que antes, esa luz pura y alegre que lo caracterizaba. La felicidad en su tono no llegaba a sus ojos. Me acerqué a él y me agaché frente a él para tomar su rostro con delicadeza. Se sentía tan frágil, tan vulnerable en ese momento. Secué sus lágrimas con los pulgares, intentando que no se sintiera solo en ese instante. -Seguro que estaría muy emocionado, igual que yo -le dije con voz suave, tratando de darle algo de consuelo. Él sonrió un poco, pero fue una sonrisa débil, forzada. Asintió len
"A veces, el dolor es tan profundo que preferiríamos escapar de todo, pero lo único que nos queda es enfrentarlo, aunque eso signifique perder una parte de nosotros mismos."Fumiko IbarsMi cuerpo estaba levantado, moviéndose levemente de un lado a otro. A pesar de todo el cansancio, mi mente no se detenía. Podía sentir cómo mi cuerpo, pesado como plomo, apenas lograba mantenerse en pie. Pero la angustia era más fuerte que el sueño que me reclamaba. Mis pensamientos se disparaban a mil por hora y mi corazón latía tan fuerte que era todo lo que escuchaba. Con cada latido, parecía que algo dentro de mí se rompía aún más.Abrí los ojos, pero la luz que entraba por la ventana los quemaba, así que los cerré de inmediato. La oscuridad era lo único que me ofrecía algo de calma, un respiro para el caos que sentía dentro de mí. La pesadez de todo lo que había pasado en estos días era tan abrumadora que ni siquiera podía distinguir si estaba despierta o soñando.-Vuelve a dormir -dijo una voz t
Último capítulo