Sasha
El bosque está en silencio, casi demasiado silencio, como si la naturaleza misma estuviera conteniendo el aliento. Cada paso que doy sobre el suelo cubierto de hojas secas parece resonar en el aire, eco de una creciente inquietud. Adrian camina a mi lado, pero no hay nada reconfortante en su presencia en este momento. Siento su mirada sobre mí, escrutando cada uno de mis movimientos, como si pudiera escaparme en cualquier instante. Tal vez ya le estoy escapando, pero no es el momento de dejarlo saber. El tiempo de las confidencias ha pasado. Debemos avanzar, cueste lo que cueste.
Sasha, dice de repente, rompiendo el silencio del bosque. Su voz es baja, pero su tono es firme, una nota de determinación escondida en las palabras. Sé que tienes miedo.
Lo miro, sorprendida por la simplicidad de su declaración. Por supuesto que lo sabe. No es estúpido, y me conoce demasiado bien como para no notar mi nerviosismo. Pero escuchar esas palabras pronunciadas en voz alta me hace un bien tre