Sasha
El suelo bajo mis pies tiembla levemente, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad, esperando que algo suceda. El espejo frente a mí parece pulsar con luz, como si una fuerza oculta dentro de él intentara liberarse. Me acerco, con la mirada fijada en mi propio reflejo, y de repente, una ola de comprensión me invade. Esta silueta que se forma frente a mí no es simplemente un eco de mi pasado o de mis miedos… es el vínculo entre lo que soy y lo que estoy destinada a ser.
Eres tú, ¿verdad? Mi voz resuena en la habitación, pero no hay respuesta. No hay respuesta verbal, al menos.
La imagen en el espejo toma entonces una forma más precisa. Nyx, sí, pero no la que he conocido. Ella parece más antigua, sus ojos más oscuros, como si llevaran siglos de sufrimiento y secretos. Ella me mira, y por primera vez, no tengo miedo. Entiendo. No está aquí para amenazarme. Está aquí para guiarme.
Coloco mi mano sobre el vidrio frío, y en ese instante, la imagen de Nyx se detiene. No