Thane se da la vuelta y se mete al baño. La puerta se cierra con un suave clic, y segundos después, escucho el sonido del agua de la ducha. No es un sonido relajante; es el eco de su ultimátum, que resuena en el silencio de la habitación.
Sus palabras, "piensa bien tus próximas palabras porque de ellas no solo depende nuestro futuro, sino el de todos," se repiten una y otra vez en mi mente. La responsabilidad me aplasta. ¿Qué puedo decir? La verdad. No hay otra opción. Pero la verdad es un arma de doble filo que podría herirnos a los dos.
Me siento en el borde de la cama, mis manos entrelazadas con fuerza. La presión es inmensa. Si miento, si omito una sola cosa, lo perderé. Si digo la verdad, ¿qué pasará? ¿Se volverá a ir? ¿Seré un monstruo para él? ¿Me amará a pesar de lo que soy?
El sonido del agua se detiene y mi corazón da un vuelco. El momento de la verdad había llegado. Lentamente, me levanto de la cama. El miedo es una mano fría en mi estómago, pero sé que no puedo huir. Tenía