En un tiempo lejano, en un mundo donde los lobos eran criaturas mágicas y poderosas, una diosa llamada Akua se enamoró de un lobo llamado Kaito. Kaito era un lobo astuto y manipulador, que se aprovechó de la bondad y la pureza de Akua para engañarla y seducirla. La diosa, ciega de amor, no se dio cuenta de la verdadera naturaleza de Kaito hasta que fue demasiado tarde.
Cuando Akua descubrió la verdad, se sintió traicionada y humillada. Sin embargo, su amor por Kaito había dado fruto, y ella estaba embarazada de una niña. La diosa se sintió desgarrada entre su amor por su hija nonata y su odio hacia Kaito. Desesperada por proteger a su hija de la influencia maligna de su padre, Akua recurrió a la luna, una deidad poderosa y sabia, para pedirle ayuda. La luna, compadecida de la situación de Akua, accedió a ayudarla.
"Mi hija será distinta a su padre", suplicó Akua. "Por favor, luna, haz que ella sea pura y buena, y que no herede la maldad de Kaito".
La luna sonrió y dijo: "Así será, Aku