—No puedo creer que matara a ese hombre —dice María, sacudiendo la cabeza.
El Alfa cree que nos conoce y que sabe todos los secretos de mi especie, pero nosotros también sabemos algunas cosas de la suya. Y es por eso que voy a utilizarla a mi favor. Todo el mundo sabe el compromiso que se adquiere cuando se casa, y una vez que el Alfa da su palabra en matrimonio y toma a esa loba bajo esas condiciones, su deber es protegerla. Y si él quiere seguir viviendo por mucho tiempo, va a tener que cuidar a la Loba que tanto quiere matar".
—Fue increíble hermana, lo hizo—le respondo con frialdad—. Y sin ningún tipo de contemplación, así como acabó con la mayoría de nuestros miembros de nuestra manada, así, despiadadamente.
María me mira con curiosidad.
—¿Y entonces qué pasó? —pregunta.
Le cuento lo que sucedió, sin omitir detalles.
—Le hice la propuesta, aproveché el momento —digo—. Al parecer, hay una guerra interna y eso lo van a aprovechar. Y tal vez es posible que ellos no tengan que matarl