El sol ya se había puesto cuando Isabela llegó a la sede de Luján Enterprises esa noche. Su día había sido agotador, pero la sensación de que la batalla contra Valeria estaba lejos de terminar le mantenía alerta. El mercado de bienes raíces ya no era el único campo de batalla; ahora, los enemigos estaban dispersos en las sombras, manipulando piezas de un tablero que ni siquiera ella controlaba por completo. Su mente, como siempre, no podía descansar.
El equipo había avanzado con los planes, pero algo no terminaba de encajar. La información que Javier había recabado sobre Valeria seguía siendo fragmentaria, y aunque el círculo de enemigos comenzaba a cerrarse, la sensación de estar siendo vigilada persistía. Isabela no confiaba en que Valeria fuera solo una pieza más en un juego mayor. Algo más grande estaba en marcha, y eso la hacía sentir vulnerable de una manera que nunca había experimentado antes.
Se adentró en su oficina, como si el solo hecho de cerrar la puerta detrás de ella pu