El día amaneció sombrío, con el cielo nublado y la sensación de que algo inminente se cernía sobre la cueva. Sofía despertó temprano, más alerta que nunca, como si cada minuto que pasara sin respuestas fuera una eternidad. El tiempo no se detenía, y cada segundo sin acción acercaba más a la tormenta que había estado anticipando.
La decisión de actuar rápidamente había sido tomada con determinación, pero las dudas seguían rondando en su mente. Mientras se vestía con rapidez, su mirada se posó en los mapas que había extendido sobre la mesa, una red de conexiones y caminos que se entrelazaban de formas que a veces no lograba entender del todo. Los registros de la Corporación eran la clave. Si lograban acceder a ellos, tendrían toda la información que necesitaban para dar el siguiente paso. Pero el problema era mucho más profundo. La Corporación no solo estaba protegida por capas de seguridad, sino también por secretos que se filtraban a través de sus propios aliados.
Sofía se dirigió hac