El sonido metálico de las puertas de seguridad cerrándose detrás de él retumbó en el pasillo como un presagio de lo que estaba por venir. Leo había conseguido lo imposible, había descargado los archivos cruciales, pero ahora debía enfrentarse a la persecución que ya había comenzado. Con el corazón acelerado y la adrenalina recorriendo su cuerpo, dio un vistazo rápido a los datos almacenados en su dispositivo. Todo estaba allí: la información que podía destruir la Corporación y cambiar el curso de los eventos, pero nada de eso importaba si no lograba escapar con vida.

Su respiración se aceleraba mientras corría por los pasillos, esquivando las cámaras de seguridad y los guardias que comenzaban a patrullar la zona con una rapidez sorprendente. Había pasado demasiado tiempo en la terminal, y el sistema de seguridad ya había identificado la brecha en su red. Los refuerzos no tardarían en llegar, y si Leo no encontraba una salida pronto, quedaría atrapado dentro de un laberinto de muros bl