La sensación de urgencia seguía latente, como una presión constante en el pecho. El equipo de Sofía había logrado el acceso al núcleo de la información, pero ahora tenían que huir antes de ser atrapados. La operación que había comenzado como un infiltración sigilosa se había transformado en una carrera contrarreloj, un juego de vida o muerte.
Clara y Leo encabezaban la retirada, deslizándose por los pasillos de la corporación con rapidez, pero siempre alertas a cada sombra que se cruzaba en su camino. Los pasos del equipo de seguridad que habían dejado atrás retumbaban con fuerza, y Clara podía sentir que el tiempo se les escapaba entre los dedos. Cada segundo se sentía como un minuto, cada minuto como una hora. El riesgo se acumulaba, y el peso de lo que estaban llevando con ellos hacía que la tarea pareciera aún más compleja.
En el pasillo, Sofía y Andrés seguían detrás, no dejando de mirar atrás en busca de cualquier movimiento sospechoso. Las pantallas de seguridad parpadeaban, mo