Clara no había podido dormir esa noche. Las palabras de Ignacio resonaban en su mente, una y otra vez. "El control... la red..." No podía dejar de pensar en lo que significaba todo eso. ¿Cómo podía ser la heredera de algo que ni siquiera sabía que existía? No entendía cómo su vida había llegado a este punto, pero algo le decía que estaba a punto de descubrir la verdad más oscura de lo que nunca imaginó.
El día siguiente se presentó gris, nublado, como si el cielo reflejara la turbulencia que sentía dentro. No sabía si las piezas que Ignacio le había presentado encajaban de la manera en que él pensaba o si era todo parte de un juego del que aún no entendía las reglas. Lo único que tenía claro era que, ahora que había tocado esa realidad, no podía ignorarla.
Se levantó temprano, dispuesta a hacer frente a las decisiones que debía tomar. No iba a dejar que los demás jugaran con su vida sin que ella pudiera hacer algo al respecto. Si su padre había dejado algo detrás, un legado de poder,