Clara había pasado la noche en vela, repasando mentalmente todo lo que había descubierto. Cada palabra, cada nombre, cada mapa antiguo en el cuaderno de cuero que había encontrado en la biblioteca, parecía conectar con algo mucho más grande. Alfonso Luján, su abuelo, era parte de una red de poder que había estado manipulando la ciudad desde las sombras. Pero el pacto que había firmado, ese extraño acuerdo que había encontrado anotado en la última página del cuaderno, no solo implicaba a su familia, sino a todas las familias poderosas de la ciudad. Y lo peor de todo, ahora que ella estaba involucrada, se había convertido en un peón más en un juego donde las reglas las ponían otros.
Se levantó del sofá, donde había pasado la noche leyendo y analizando los papeles. La mañana había llegado, pero Clara no sentía alivio. Al contrario, la presión aumentaba con cada hora que pasaba. Decidió que debía tomar cartas en el asunto. Ya no podía depender de Ignacio o de cualquier otra persona. Tenía