Las horas pasaban lentamente en la sede de Luján Enterprises, pero para Isabela, el día había sido interminable. El encuentro con Valeria Ferrer le había dejado una sensación extraña. No era solo el hecho de que la joven empresaria había jugado sus cartas de manera hábil, ni que su oferta de un acuerdo la había desafiado de una forma que no había anticipado. Había algo más, algo que le inquietaba profundamente, pero no podía ponerlo en palabras.
En su despacho, rodeada de informes y análisis de mercado, Isabela repasaba mentalmente la conversación de la mañana. Los movimientos de Valeria, su mirada calculadora, su actitud desafiante... Todo indicaba que ella no era una rival común. No solo era una amenaza profesional, sino que parecía conocer el arte del poder en un nivel tan profundo como ella misma. De alguna manera, Valeria se había ganado su respeto, aunque no fuera algo que Isabela estaba dispuesta a admitir en voz alta.
Tomó un sorbo de su café mientras sus dedos pasaban automát