Narrado por Anya
El eco de aquella noche infernal aún retumbaba en mis oídos. Las imágenes del abismo de la oscuridad, el estruendo ensordecedor, y la figura sombría que se había alzado en medio de la cabaña se habían quedado grabadas en mi mente, como cicatrices que el tiempo no podía borrar. Esa noche, mientras Aiden y nuestros compañeros luchaban contra la entidad oscura, yo sentí que algo dentro de mí se transformaba. Yo, que siempre había sido la voz de la esperanza y la magia, ahora debía enfrentar mi propia sombra.
Aquel conflicto parecía haber sido la culminación de años de advertencias y presagios. La profecía del “Renacer de las Sombras” resonaba en cada rincón de mi ser, y en medio del caos, mientras Aiden lideraba la batalla con una furia inquebrantable, sentí una oleada de poder interior que emergía, casi instintivamente, de mis entrañas. Cuando la barrera de luz se impuso y la entidad retrocedió, hubo un instante en el que el tiempo pareció detenerse. Fue en ese preciso