Pasaron las horas y se hizo tarde, Kate bostezó –
Estás cansada, vamos a casa.
Está bien – Lucca miró a Ara –
Amor ¿quieres ir a casa o quieres seguir?, dime, haremos lo que tú digas.
A casa, estoy agotada – Lucca sonrió y besó sus labio – vamos pequeña. Bastien se acercó a Arthur –
Nosotros nos vamos está todo pagado, cuiden a las chicas los veo mañana a primera hora.
Sí señor. – Bastien levantó a Kate del asiento donde estaba dormitando, puso su chaleco sobre ella y salió llevándola en sus brazos mientras Kate susurraba –
Tengo tanto sueño…
Tranquila vamos a casa – Bastien la sentó en el asiento de atrás – Lucca tu manejas, Kate está durmiendo.
Sí señor – Lucca se giró a Ara – ven amor, siéntate en frente a mi lado, el señor llevara a la señorita en sus brazos
Está bien – Ara se sentó y Lucca amarró su cinturón de seguridad dejando un beso en su frente, corrió al otro lugar e hizo rugir el deportivo negro cruzando las calles de la ciudad, en poco tiempo llegaron a la mansión, Basti