A la mañana siguiente Kate despertó sola, se vistió y fue al taller, Lucca trajo desayuno –
Le manda el jefe.
Gracias.
Bastien ayer nos vio abrazados – Kate abrió los ojos –
¿Por eso está enojado?
Creo que sí. – Kate suspiró –
Entonces no confía en mí.
No es eso, él te ama.
Pero no confía, un simple abrazo y cree que tenemos algo.
Kate…, el encargo llegará mañana.
Está bien. – Kate se quedó sola en el taller, no salió en todo el día, Ara la fue a ver –
¿Pasa algo?
Nada Ara, tranquila
Kate no has probado la comida.
No tengo apetito.
Pero debes comer por el bebé. – Kate comió un poco de fruta y bebió jugo –
Listo.
Kate…
Ara quiero estar sola.
Está bien – una vez que Ara salió, las lágrimas de Kate empezaron a caer, tomó un vaso de jugo y se fue a su habitación, se metió en la ducha, el agua siempre ayudaba a calmarse, estuvo casi una hora bajo el agua, salió y Bastien estaba sentado en la cama, con una mirada sombría, al verla salir se levantó y acarició su rostro –
¿Estás bien?
Sí, no