El atardecer pintaba de dorado el jardín de la mansión. Las flores comenzaban a cerrarse y una suave brisa movía las copas de los árboles mientras Kate y Ara se sentaban en la terraza con dos tazas de té caliente.
Ambas llevaban vestidos cómodos, y sus rostros lucían esa serenidad de quien sabe que, al menos por ese momento, todo está bien en el mundo.
—Lucien me pidió hoy que su hermanito tenga el pelo como Lucca, pero los ojos como yo —contó Ara entre risas—. Dice que así se ve “equilibrado”.
Kate rió, llevando la taza a sus labios.
—Addy me ha pedido un hermanito desde que supo que Lucien será hermano mayor y quiere que su hermanito sea... mitad unicornio, mitad príncipe. Así que creo que ya le fallé un poco.
Ara se rió tan fuerte que tuvo que sostenerse la panza.
—¿Mitad unicornio?
—Sí, con cuerno brillante y corona incluida. Dice que así será perfecto para jugar con ella. Y que no aceptará nada menos —respondió Kate, fingiendo solemnidad. — quiere ser hemana mayor igual que Luci