ANNELISSE DE FILIPPI
Me quedé mirando a Clara mientras se alejaba. Su espalda recta. Su paso firme. Su corazón, hecho pedazos. Me daban ganas de gritar.
—¡ASHEEER! —llamé, sin disimulo.
Él levantó la vista y sonrió al verme, caminando hacia nosotras con total inocencia. Como si no acabara de asesinar el alma de una pastelera con su sonrisa mal ubicada.
—Hey, ¿dónde van tan lindas?
—Tú no hables —gruñí. Me acerqué y, sin filtro, le di un manotazo en el brazo—. Eres un idiota, ¿lo sabías?
—¿Qué…? ¿Qué hice?
—Ese pastel era para ti. Clara lo trajo. Venía feliz, ilucionada y cuando te vio hablando con la barbie de vitrina, se le rompió el corazón. AAARRRGG juro que quiero pegarte.
—¿Barbie? ¿Qué…?
Addy intervino con calma, más diplomática.
—Asher, ¿Quién es ella?
La mujer elegante asintió con una sonrisa tranquila.
—Soy, Lia. Vine a traerle unos papeles urgentes al señor Asher que necesitaba firmar hoy mismo. Mi esposo está hablando con su padre sobre unas tierras… No pensábamos quedarnos