Epílogo: Dos corazones latiendo juntos.
Bastien estaba en su despacho trabajando cuando miró por el ventanal y notó que había empezado a llover. Sonrió y fue por unas toallas, luego al taller de Kate. Miró y el ventanal estaba abierto. Caminó, dejando las toallas a un lado, y allí estaba ella.
Su Kitty, danzando bajo la lluvia. Su cabello oscuro mojado, gotas caían por él, su vestido pegado al cuerpo, sus ojos cerrados mirando al cielo dejando que las gotas limpiaran su piel. Bastien sonrió y caminó hacia ella. La tomó de la cintura y Kate abrió los ojos.
—¿Me concede esta pieza?
Kate sonrió y empezó a bailar con él, como cada vez que llovía. Sus cuerpos se movían al compás de una música que solo ellos podían oír.
—Sigues tan hermosa como siempre, Kitty.
—Ya han pasado 15 años, amor. Me estoy volviendo vieja.
—Eso jamás. Sigues tan hermosa como siempre.
Kate sonrió y miró esos hermosos ojos miel que se habían clavado profundo en su alma.
—Eres mi todo, Bastien.
—Y tú mi universo, Kitty.
Bastien acarició su mejilla mojada mie