El beso.
Bastien se movía de un lado a otro sacando precios y etiquetas. Dobló los pantalones por color, las blusas por tamaño y las faldas por estampado.
—Cielos, doblas la ropa tal cual como yo lo hago.
—¿De verdad? Eso es solo suerte. Te ayudo con esa ropa.
—¡NO! Esa ropa es privada.
—Oh… es tu lencería, la ropa prohibida. — Bastien bromeaba haciendo que Kate se sonrojara.
—No me molestes, me da vergüenza.
—Está bien, no te molestaré —dijo con una sonrisa traviesa mientras tomaba la bolsa.
Kate corrió para quitársela.
—¡Dámela, Bastien! ¡Pásamela!
—Alcánzala —contestó levantándola en alto.
Kate saltaba tratando de alcanzarla. Bastien la sujetó por la cintura para evitar que cayera. Sus miradas se cruzaron, y el corazón de Kate dio un brinco. Bastien dejó caer la bolsa al piso sin apartar los ojos de los de ella. Su mano fue a su mejilla.
Kate sentía su corazón latir con fuerza cuando Bastien se inclinó y rozó sus labios.
—Perdón, Kate… —susurró antes de darle un beso suave.
Kate se afirmó d