Capítulo 19
Una Omega con mi futuro esposo
Erick me miró de reojo, su expresión tan inescrutable como siempre, y luego dijo en voz baja, con ese tono que no admitía réplica:
—Acompáñame. Te mostraré la habitación en la que estarás por ahora.
No había amabilidad en sus palabras, pero tampoco dureza, transmitió simplemente eso: una orden que debía seguir, enseguida me levanté en silencio y caminé tras él por uno de los pasillos de piedra, aún sintiendo la tensión de todo lo vivido en el Consejo, las paredes eran frías, como su voz, como la forma en que mantenía la espalda recta y los pasos firmes, sin girarse ni una sola vez para ver si yo lo seguía, pasamos frente a un gran ventanal, y por un segundo deseé perderme en ese paisaje nevado, fingir que esto no era real, que no soy parte de ningún trato ni ninguna prueba, Erick se detuvo frente a una puerta de madera tallada y la abrió con un gesto simple, lo dijo nada mientras yo me asomaba al interior: Se trataba de una habitación sencil