La pequeña huérfana

La pequeña huérfanaES

Pierreanstea  Atualizado agora
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Resumo
Índice

La pequeña huérfana narra la desgarradora historia de una niña golpeada por el destino desde el momento de su nacimiento. Tras contraer la varicela, su madre se adentra en el monte en busca de tés de hierbas, pero se desencadena la tragedia: es mordida por una serpiente y pierde la vida. Abilawa, la única hija, descubre de repente un mundo lleno de dolor y soledad. Su padre, incapaz de soportar la carga del celibato, vuelve a casarse con una mujer que tiene un hijo propio. Esta madrastra se convierte rápidamente en una fuente de sufrimiento para Abilawa, sometida a constantes abusos. A pesar de la intervención de su padre para proteger a su hija, la madrastra no se detiene ante nada para sembrar la discordia entre Abilawa y su padre. Sin embargo, en un giro inesperado de los acontecimientos, la madre muerta de Abilawa se le aparece en sueños para revelarle algunos secretos inquietantes. Estas revelaciones ponen al descubierto los maquiavélicos planes de la madrastra y ofrecen a Abilawa la oportunidad de recuperar el control de su vida. ¿Qué fuerzas descubrirá Abilawa dentro de sí misma? ¿Será capaz de superar las dificultades impuestas por su madrastra? ¿Y cómo marcarán su destino los secretos del pasado?

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CAPÍTULO 1
De tez color café y una pequeña cicatriz sobre su mejilla derecha que daba una claridad luminosa a su lindo rostro, Florencia era una joven de veintitrés años. Ella es una mujer joven que proviene de una familia que antaño era rica. Hace unos años, Florencia y su familia vivían felices. El padre era funcionario y la madre, una gran empresaria. Florencia no era hija única para sus padres. Ella es, por supuesto, una de cinco hijos. Ciertamente ella es la mayor y respeta mucho a su padre y a su madre. Ella era una joven muy luchadora. Después de su nacimiento, su madre dio a luz a dos niñas gemelas, Fidélia y Fidéliana. Después de estos, siguieron dos muchachos. Los dos niños no nacieron al mismo tiempo; lo que significa que Siro y Joslio no eran gemelos. Syrus era el más joven de la familia Titi.De hecho, la familia Titi vivió feliz hasta el día en que una gran desgracia llamó a su puerta. El viejo Titi, que antaño era un gran funcionario y proveía a todas las necesidades de su familia
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CAPÍTULO 2
La oscuridad lamía ya los muros y las concesiones cuando la vieja puerta de Titi, hecha de unos cuantos tablones y una vieja chapa, se cerró de golpe al cabo de unos segundos. En el patio de la casa acababa de aparecer una mujer joven, que llevaba sobre la cabeza una palangana cargada con unas cuantas varas de caña de azúcar.A unos centímetros de la entrada, una anciana estaba sentada con el puño en la barbilla.- Mamá, ¿por qué la mano en la barbilla?", comentó la recién llegada, con cara de sorpresa.La mujer de unos cincuenta años, ante esta pregunta, no contestó inmediatamente. En lugar de una respuesta, dos gotas de lágrimas salpicaron sus párpados.- Mamá, ¿puedes decirme, por favor, qué te pasa?", dijo la recién llegada, colocando suavemente su palangana en el suelo y doblando las rodillas entre las piernas de su madre.La anciana, preocupada y entristecida, respondió que estaba cansada de la vida.- ¿Qué? -gritó Florencia aún más fuerte-. ¿De qué estás cansada? ¿Y a quién me
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CAPÍTULO 3
Tras la puesta de sol, el crepúsculo extendió sus rayos. La oscuridad permanecía a la espera de que el crepúsculo se alejara y le diera su turno. Vehículos y motocicletas circulaban por la acera. Los peatones pasaban cansados por la acera. El cielo estaba oscuro, negro y muy nublado. Había una fuerte amenaza de lluvia. Los truenos avisaban a los valientes, que estaban preparados para todo. Mientras tanto, Florencia, que volvía de su tienda, se apresuraba como una niñera pensando en su bebé, que llegaría a casa llorando. Llevaba el tazón de caña de azúcar bien cargado sobre la cabeza. A pesar de la velocidad de sus pasos, no había peligro de que el tazón cayera sobre su cabeza. De repente, la llamó alguien que, a pesar de la amenaza de truenos, estaba sentado en una moto aparcada. Sin vacilar, la joven se dirige hacia el desconocido. Desde la distancia, no pudo mirar al hombre por falta de la oscuridad de la noche, que poco a poco se había hecho visible. Aunque tenía prisa, no rechazó
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Capítulo 4
El crepúsculo de esa tarde se iba desvaneciendo poco a poco, dando paso a las tintas negras de la oscuridad que se instalaban cuando Florencia, muy preocupada, regresó a la casa.-¿Qué estupidez me he hecho? Se preguntó. ¿Por qué no había aceptado tomar su número? se reprochó a sí misma.Unos minutos de caminata después, la hija de Titi logró llegar al umbral de la casa.–Hija mía, ¿parece que has aguantado mucho hoy? Una voz en la oscuridad le señaló.El recién llegado, incluso en la oscuridad, sabía de quién era la voz.-Mamá, ¡lo siento! Es porque tuve un pequeño problema al volver a casa.- ¿Ah, bien? ¿De qué se trataba?—Mamá, no te preocupes, pero sabes, ¡tenemos algo que decirte!- En realidad ? Así que ven y siéntate, ¡porque ya puedo leer una especie de tristeza mezclada con pánico en tu voz!-Así es, mamá, ¡estoy muy preocupada! Pero dame un momento por favor.Florencia caminó hacia la puerta de la sala y salió unos segundos después con una pequeña linterna que encendió y co
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Capítulo 5
Las dos hermanas gemelas, después de pasar dos horas en casa de su costurera, finalmente regresaron. Ambos se sentaron en una estera que acababan de extender debajo del árbol de mango.– Pero Fidélia, ¿qué opinas de las palabras del joven esta mañana?– Dame tu opinión al respecto, respondió la persona interrogada.-¿Cómo puedes hacerme la misma pregunta? ¡Dame tu opinión primero!– Bueno, francamente, ¡me gustaría que lo visitáramos!- ¡Igual que yo!- Excelente ! Pero la única preocupación que me preocupa es si debo hablar con mi mamá sobre esto.– ¿Cuál mamá?–¿Cuántas madres tenemos?-¿Y qué tiene ella que ver con nuestros asuntos? ¡Ignorala!- ¿Hablas en serio? Bueno, sólo puedo estar en connivencia contigo. Pero tengo miedo de que nos pase algo peligroso.– ¿De qué peligro hablas? No habrá ningún peligro para nosotros, querida mía.- Comprendido.Mientras ambos conversaban, una mujer salió de la habitación y caminó hacia ellos: era su madre. Inmediatamente cambiaron de tema, fin
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Capítulo 6
El silencio que reinaba en el patio del Titi era comparable al de un cementerio. La esposa Titi, de pie en la terraza, acababa de hacer una pregunta: Una pregunta a la que su hermana gemela Fidélia respondió diciendo:– Mamá, mi hermana acaba de beber una copa de vino de palma.- Qué ? ¿Desde cuando empezaste con esas tonterías? gritó la madre.– Mamá, fue a propósito.– ¿A propósito? ¿Y por qué es sólo ella la que está borracha?– ¡Mamá, sabes muy bien que no me gusta mucho beber alcohol!– ¿Y por qué no pudiste impedir que tu hermana…?– ¡Mamá, deja de hacerme tantas preguntas! ¿Cuál es exactamente tu plan?– Fidelia, si alguna vez le pasa algo grave a tu hermana, serás…– ¡Mamá, no te preocupes! Sabes muy bien cuánto la cuido. Así que puedes contar conmigo. A mi hermana no le va a pasar nada porque nacimos el mismo día y si no sabes como hacerlo moriremos el mismo día...- ¡Cállate, idiota! Además, ¡sal de mi vista!Fidelia, sintiéndose humillada, se enojó y se fue a su habitación
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Capítulo 7
Después de que su hija se fue, Madame Titi, recordando el comportamiento y el carácter de su hija hacia ella, rompió a llorar. El señor Titi, sorprendido, le preguntó con tristeza qué había detrás de esas lágrimas inofensivas.El cincuentón, disgustado, abatido y desestabilizado, había perdido la moral y no había reaccionado. En lugar de responder a la pregunta que le dirigían, sus lágrimas se hicieron más fuertes.-Esposa mía, no llores. Nuestra hija no está muerta. Ella acaba de irse de vacaciones...“Unas vacaciones eternas”, añadió la pobre señora con aire desagradable.Las hermanas gemelas, que estaban allí de pie mirando a su madre, se miraron unas a otras y reprimieron una risa burlona.El padre, atónito, los miró y antes de que pudiera abrir los labios para decir algo interrogativo, Fidélia tiró de las manos de su vecina y susurró: "¡Vamos!". Vamos, salgamos de aquí antes de que este viejo nos dé una paliza.»El segundo gemelo obedeció y de repente desaparecieron de las escale
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Capítulo 8
Las hermanas gemelas, incluso cuando llegaban los clientes, siempre permanecían sentadas y se miraban. Fátima, su predecesora, adivinando desde muy temprano su raza, no se preocupó por su presencia.Fátima estaba presente aquella mañana junto a las tres jóvenes que acababan de entrar y escuchaba con cortesía y consideración el modelo que las mujeres que habían llegado querían coser. Éstos, con sus dedos índices, señalaban unos modelos que estaban dibujados en un gran grabado. La muchacha cortó a cada una de las tres mujeres y les pidió que se fueran y volvieran más tarde para discutir el precio con su jefe, que se había marchado hacía unos minutos.Cuando los clientes se marcharon, Fidélia, todavía sentada en su sitio, llamó a su subjefe. Éste, de mala gana, llegó a la dirección de quien llamaba.“Aquí estoy”, exclamó.- ¿Ves lo enfermo que estás? Ella comenzó, ¿no podrías invitarnos a venir y asistir...?—Detente, querida —la interrumpió irritada la joven—. Sólo tú sabes la razón por
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Capítulo 9
– ¿Qué te dijo mamá? Fideliana le preguntó a su hermana gemela tan pronto como entró en la habitación.– Deja ese. Ella me culpa por no disculparme con esa maldita mujer que se cree la reina del mundo.- ¿Y qué le respondiste?– Por favor ignore este lado.Mientras tanto, el padre había regresado del campo y apenas había abierto la puerta. Desde el patio, oyó dos voces. Al respecto, le preguntó a su esposa quién era el responsable de las dos voces que escuchó.“Son tus hijos”, respondió la madre.– ¿Los gemelos?- Sí !-¡Ya no fueron a trabajar!– Regresaron alegando que habían sido despedidos por su jefe.–El mundo conocerá a estas chicas. ¿Qué hicieron?– No me dijeron exactamente qué hicieron.- ¿Y no les preguntaste?– Sabes, cariño, la historia de estas dos chicas me está cansando. Mi única oración cada día es que cada una de ellas encuentre un marido y abandone este tribunal.El padre estalló en risas y le preguntó a su interlocutora si hablaba en serio.-¿Qué quieres que te dig
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