POV : Alexander Líbano
Me encontraba dando vueltas en el despacho como un loco, la mirada fija en la pared mientras mis manos se crispaban y se aflojaban al mismo tiempo. El silencio del lugar era casi insoportable, roto solo por el débil zumbido del aire acondicionado y el taconeo precipitado de Ezequiel a mi lado, mi asistente… o mejor dicho, mi última decepción. No sé cómo puede alguien ser tan inútil y aún así respirar.
Lo observaba mientras intentaba organizar unos papeles que ya ni siquiera me importaban. Cada intento suyo por hacer algo bien terminaba en un desastre que me obligaba a contener un grito, a contener la furia que hervía en mis venas.
Deymon, en cambio, sí que sabía cómo hacer las cosas. Lo extraño… lo extraño tanto en estos momentos que a veces me dan ganas de sacarlo de la másmorra donde lo tenía acorralado, de liberarlo para que retomara el orden que Ezequiel no podía ni soñar con conseguir. Pero era inútil. Ya era demasiado tarde para confiar en alguien más. N