Mundo ficciónIniciar sesiónEl chófer aguardaba en el coche negro, a un lado de la mansión. Lorenzo cruzó el patio con pasos firmes, pero en el fondo aún sentía en el pecho el calor del beso que le había dado a Isabella instantes antes. Era como si, cada vez que se alejaba de ella, el mundo perdiera un poco de color… pero el simple pensamiento de volver a verla lo impulsaba hacia adelante.
El trayecto hasta la sede de la empresa fue rápido. El sol ya comenzaba a descender, derramando tonos anaranjados sobre los edificios. Cuando el vehículo se detuvo frente a la fachada despejada, Lorenzo bajó ajustándose el traje.
Apenas entró en el lobby, empleados y recepcionistas lo saludaron con el respeto habitual. Pero aquella tarde había algo distinto: Lorenzo no llevaba el gesto severo y dista







