El pub más famoso de Vermont estaba lleno, ruidoso, vibrante. Desde afuera se escuchaban risas fuertes, vasos chocando y música viva.
Charlotte sonrió.
—Ay, qué lindo ambiente… ¡Necesito esto! Los contratistas ya me tienen harta. ―Denisse sonrió, pero, apenas entraron, Denisse se congeló.
Porque allí, en una mesa vip, estaban Noah, Seth e Ian.
—¿Qué demonios…? —susurró Denisse—. ¿Por qué están ellos aquí?
Charlotte escaneó la mesa y soltó un silbido.
—¿Ese rubio de ojos verdes es muy atractivo! … POR FAVOR, preséntamelo.
Denisse casi se ahoga.
—Charlotte…
Pero ya era tarde. Seth Benavent los había visto.
Y sonrió. Y se levantó. Y caminó hacia ellas con el tipo de andar que solo tienen los hombres que saben que son atractivos, ricos y peligrosamente encantadores.
—Bueno, bueno… ¿y esta belleza? —dijo mirándose directamente a los ojos de Charlotte.
Ella casi deja caer su bolso.
—Yo… eh… hola —respondió, sonrojada, pero manteniendo la compostura.
Denisse se cubrió la cara. Seth era un pr