Mundo ficciónIniciar sesiónLa mañana amaneció limpia, con una claridad suave que se colaba por las cortinas del penthouse como si el día supiera que estaba a punto de pasar algo importante. Marcus se despertó antes que todos. Preparó café y dejó listo el chocolate caliente de Melissa, como hacía cada vez que quería que todo saliera bien. Miró por la ventana, con las manos en los bolsillos, mientras la ciudad despertaba allá abajo, con su ruido constante, con su ritmo de acero. Pero en ese instante nada fuera de esas paredes importaba.
Laila salió del cuarto con el cabello suelto y los ojos brillando de nervios. Vestía un vestido sencillo, azul claro, el mismo color del cielo que se adivinaba entre los edificios.
Marcus se giró y sonrió.
—Est&aa







