Mundo de ficçãoIniciar sessãoLaila empezó a abrir la maleta. No tenía mucho: lo justo y una blusa azul que Marcus reconoció sin saber de dónde. Le costó apartar la mirada cuando la vio inclinarse para sacar un vestido. Se odió un poco por ser un hombre con ojos. También se perdonó un poco por, por primera vez, no convertir esos ojos en atajo.
—¿Te molesta si Melissa se queda conmigo un segundo mientras voy por hielo? —preguntó él.
Laila lo vio, midió el gesto, asintió.
—Regresa rápido. Prometí playa.
Marcus salió. Caminó al pasillo con el corazón acelerado sin motivo objetivo. Se oyó a sí mismo reír por lo bajo cuando recordó la







