Mundo de ficçãoIniciar sessãoMarcus manejó hasta el penthouse sin encender la radio. La ciudad brillaba bajo un cielo naranja, como si el día estuviera ardiendo lento antes de morir. El tráfico, las luces rojas, el murmullo de la calle… todo sonaba lejano, como si él no perteneciera ahí, como si estuviera suspendido entre dos vidas que no sabía cómo sostener.
En el asiento trasero, Melissa dormía abrazando a su peluche de conejo, la cara todavía húmeda por las lágrimas. Marcus la miró por el retrovisor, sintiendo ese golpe en el pecho que lo dejaba sin aire cada vez que ella sufría. Podía soportar cualquier cosa menos eso.
Entraron al edificio. El guardia saludó, pero Marcus apenas movió la cabeza. Subió con Melissa en brazos; ella se aferró a su cuello, medio







