—Creo que sí lo atraparon—respondió Julia mirando a Andrés. —¿Llevaste a Carlos a la policía?
Andrés respondió fríamente: —Sí, lo llevé.
Julia asintió. —Ya está en la policía.
Andrés miró a Daniel sin emoción y dijo: —Ya la viste, ahora déjala descansar. Acaba de despertar y necesita reposo.
Daniel no era tonto. Se levantó para irse.
Andrés lo acompañó fuera de la habitación. En cuanto se cerró la puerta, miró fríamente a Daniel. —¿Qué pretendes con ella?
—¿Qué podría pretender?—respondió Daniel sonriendo.
Andrés dijo con tono gélido: —Eso me pregunto yo. Primero la ayudas con su negocio, luego te haces el héroe. ¿Qué buscas?
Daniel lo miró con ojos sombríos y respondió con voz fría: —Por supuesto que... la veo como a una hermana.
—¿Hermana?—, Andrés arqueó una ceja con escepticismo. —No te creo.
Daniel dijo: —Así es. Me cayó bien desde el principio y la veo como a una hermana.
—Seguro tienes malas intenciones—, replicó Andrés.
—Piensa lo que quieras. Tú puedes lastimarla y maltratarla