CAPÍTULO 10
Salvados por la campanaMi cerebro hizo un cortocircuito. Las palabras de Jack —«Por mí, no tengo ningún problema»— resonaron en la sala, amplificadas por el silencio atónito de mi familia. Fue como si hubiera detonado una bomba de purpurina y caos, y yo estuviera en el epicentro de la explosión.—¿Que no tiene ningún problema? ¡¿NINGÚN PROBLEMA?!— ¿Acaso se le aflojó un tornillo? ¿Se golpeó la cabeza durante el beso? Este hombre, este espécimen de lógica y control, el mismo que redactó un contrato con más cláusulas que un tratado internacional…Lo miré con la boca abierta como si se me hubiera atorado una manzana en la garganta.— Acabas de aceptar casarte conmigo en medio de la boda de mi hermana… ¿Te das cuenta de eso Nikos ? Actúas como si estuvieras pidiendo otro canapé.Mis pensamientos corrían en círculos, gritando y agitando antorchas en llamas dentro de mi cráneo.— ¡Aler