Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio de los aposentos del Alfa, siempre opresivo, ahora se sentía como una prisión de mármol. Anya se había arrojado sobre el diván, aún con la ropa de combate manchada de ceniza y la boca hormigueando por el beso violento y necesario de Kael. El aroma a cedro, tierra y la Marca territorial de Kael, que había intentado implantar en el bosque, la rodeaba por completo.
—Una declaración animal —murmuró, la ira luchando contra el recuerdo traidor de su propio cuerpo respondiendo al instinto.
Sabía que el desafío de Alfa Zafiro no había sido solo por la posesión de una mate, sino por la propia estabilidad del linaje Draconis. Kael la había usado como una bandera en la guerra política, y la bandera hab&iacu







