Luego de un rato, Sienna logró escabullirse del salón una vez más, se retiró a terminar con su trabajo mientras los dos nuevos inversionistas firmaban los términos de su anexión al negocio, era el momento perfecto para encerrarse en su nueva oficina y adelantar algo de trabajo, además de sacarse a Evans de la cabeza y de entrepierna.
« ¡Carajo, Sienna, él es tu peor pesadilla, ya basta! », se recriminó a sí misma.
Leonard estuvo pensando las cosas con cuidado, ella no lo dejaría acercarse jamás, había un pasado que no entendía y que era claramente doloroso, e incluso, vergonzoso.
El no poder saber qué diablos era lo que había hecho en contra de esa pobre chica, y eso lo tenía completamente desarmado.
Al salir, Leo no lo pensó dos veces, si quería llegar a Sienna debía primero ir por el cachorro y ganárselo. Esa sería su jugada.
Salió del edificio y esperó a la hora en que la madre y el niño se reunían en el parque y se dirigió hacia allá, en donde sabía que muy probablemente la niñera