Leo subió a su auto con dificultad y puso el motor en marcha, todavía su cuerpo temblaba bajo la intensidad de aquel dolor punzante en el centro del pecho.
Apretó el acelerador a fondo y condujo como un demente con dirección al departamento de Sienna, con una mano en el corazón como reflejo, y con la otra en volante, mantuvo el vehículo alineado en la vía hasta que divisó la silueta casi destartalada del viejo edificio de departamentos y se detuvo tras el auto de Chris Brown.
— ¡El humano está aquí! Mas le vale que no le haya hecho nada a Sienna, o te juro que no respondo por mis acciones — Rugió Randall bajo la piel del Alfa que se arrastró fuera del vehículo apelando a todas sus fuerzas.
— No te apresures, él tipo se ha portado bien con ella, la ha cuidado y también a su hijo, es probable que esté aquí para apoyarla con algo… — Razonó el hombr dentro de él.
— ¿A esta hora? ¡Tú y tus sentimentalismos baratos! Eso es lo que nos diferencia, Leo, tú arrastras con esa debilidad humana,