Unos cuantos tragos después...
Andrew y yo nos reímos tan fuerte, que llamamos la atención de las pocas personas que quedan cerca. Se supone que debo estar en mi habitación, pensando en cómo devolverme mañana, o, peor aún, llorando por la traición de mi prometido. En cambio, estoy pasándola genial con un hombre sexy y hermoso, que aparte es divertido e inteligente.
Mi teléfono se iluminaba cada tanto con llamadas de Brent. Las ignoré todas y no me sentí mal por eso. Hasta que mi hermana comenzó a llamarme también y supe que ese imbécil la había preocupado. Ignoré su llamada, pero le envié un mensaje para asegurarle que me encontraba en un hotel y que estaba bien. Ya hablaríamos cuando regresara.
Andrew ignoró mi crisis sentimental, trató de mantenerme divertida y lo logró. Teníamos una química natural, cada cosa que decía me gustaba más que la anterior y, lo mejor de todo, ambos teníamos el mismo tipo de humor, así que me he reído hasta que las lágrimas corren por mis mejillas.
Estoy contándole acerca de mis sobrinos y de la que vez que me enfermé y ellos trataron de cuidarme haciéndome de comer. Quisieron hacer panckes y terminaron llenando la cocina de huevo, harina y sirop de chocolate por las paredes. Andrew me escucha apoyando el mentón de su mano, con una sonrisa inmaculada y profunda.
—Y luego mi hermana irrumpe en la cocina, ¡estaba histérica después de eso! —murmuro. —. En serio, su sueño es abrir una página de internet donde puedas criticar libremente a los hijos y lo duro que criarlos sin ser juzgada. Tiene una lista enorme de seguidoras, es bastante popular.
—¿Y el tuyo cuál es? —pregunta, es como si estuviera fascinado solo con escucharme hablar.
—¿Cuál es qué?
—Tu sueño.
—Si me hubieras preguntado hace solo unas horas, te habría dicho que casarme con mi prometido y tener una familia —me sincero—. Pero ahora solo quiero ser la mejor en mi carrera, tener exito e independizarme.
Él arruga su frente, como si la idea no le gustara.
—Gracias al cielo entonces, mereces algo mucho mejor que ese perdedor —dice de nuevo.
—No lo conoces.
—No tengo por qué, es suficiente con haberte engañado —vuelve a decir, luce especialmente molesto por ese hecho—. Estarás mejor sin él.
—¿Y tú sueños? —pregunto sin dejar pasar la oportunidad.
Se puso serio, y todo el buen humor se evaporó. — Los sueños que importan ya los cumplí.
— Dios, ¿por qué eres tan reacio a compartir cualquier información? ¿Eres algún tipo de agente secreto o algo así?
Él se ríe de la ridícula idea.
—Sí, soy el héroe que te salvó de pasar la noche más aburrida del mundo sola en una habitación de hotel.
Tiene razón en eso, era increíble pensar que hacía solo una hora me encontró llorandole a la recepcionista. Si Brent me viera ahora, ebria y riendo hasta que las lágrimas caen de mis ojos, pensaría que nunca lo quise. La verdad es que en todo el tiempo junto a Andrew ni siquiera he pensado en mi ex. Atrapa toda mi atención.
—No puedo negar aquello, has sido mi héroe sin capa —susurro sonriéndole.
Se queda mirando mi sonrisa unos segundos, siento que quiere decirme algo, pero se arrepiente en el último momento.
—Soy todo menos un héroe, más bien soy el villano.
No lo creo, a pesar de sus ojos traviesos, no luce para nada como un mal hombre, no luce como Brent. Pero de nuevo, puede que solo sea el alcohol en mi sistema.
En un momento dado, una música lenta comienza a sonar por los altavoces. Ya la mayoría de los clientes se ha ido, inclusive cierran algunas áreas, pero nadie nos corre, seguramente porque Andrew es un cliente importante. Así que con las luces tenues y casi en soledad, me invita a bailar.
Digo que sí, porque el alcohol me hace mucho más divertida y suelta de lo normal. Sin embargo, cuando me toma de la cintura y me atrae a su cuerpo, me doy cuenta de lo peligroso del momento. Bailé con Brent hace unas horas, pero no se sintió así, como si el aire me sofocara y un deseo guardado dentro de mí comenzara a emerger. Andrew me mira, es más alto que yo, así que tengo que inclinar mi cabeza, mis labios a la altura de su cuello, pero cuando agacha la cabeza, estamos casi rozándonos, acariciándonos los labios con mucha suavidad.
No quiero pensar en lo que estoy haciendo, quiero dejarme llevar, quiero vivir este momento tan increíble con este desconocido.
—Me gustas mucho, Lauren —dice, mirando mis labios, el deseo brillando en sus ojos—. Y estoy a un segundo de besarte, muero por besarte, solo necesito tu aprobación. Por favor dime qué quieres que te bese.
Dejo escapar el aire, mirándolo a los ojos, estos gritan que sí, porque yo también me muero por besarlo. Asiento lentamente, siento que no puedo hablar, pero Andrew no necesita más, toma mis labios en los suyos y al sonido de la canción más romántica del mundo, me besa. Gimo al sentir su calor y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, mientras que él me aprieta a su cuerpo, para que no haya ni un centímetro de distancia entre los dos.
Su lengua entra en mi boca, es tan exquisito este beso, que no puedo resistirme a los demás.
Durante toda la canción, no despegamos nuestros labios del otro. Mañana tendría mis labios hinchados y rojos, pero ahora mismo no puedo imaginar nada más delicioso que estar besando a Andrew mientras bailamos en medio de la pista de baile. Nuestros ojos se encuentran, diciéndonos tantas cosas con la mirada, tantas promesas que no soy capaz de pronunciar.
Parpadeo varias veces cuando las luces son encendidas por completo, una clara señal de que ya tenemos que marcharnos, ni siquiera el importante Andrew puede luchar contra eso. Después de pagar por nuestras bebidas y dejar una propina bastante considerable, toma mi mano y salimos del bar. Afuera sigue lloviendo con fuerza, puedo ver los rayos parpadear a distancia, es una buena suerte que haya encontrado una habitación aquí.
Andrew nos conduce hacia los ascensores, muerdo mi labio inferior, me he negado a pasar una noche a su lado, pero justo ahora estoy arrepintiéndome. No ha vuelto a proponérmelo, tal vez ya está arrepentido y no quiere follar conmigo. No puedo creer que me sienta decepcionada por eso.
El ascensor llega por fin y nos subimos. Apenas las puertas se cierran, todas mis dudas quedan a un lado cuando Andrew viene hacia mí, ahuecando mis mejillas antes de estampar sus labios en los míos. Gimo contra su boca, un poco sorprendida, pero también por la dulzura en sus labios.
Parecía experto, sus labios se movían bien sobre los míos y su lengua jugaba con la mía con lentitud y picardía.
—Sabes dulce con una pizca de alcohol —dice contra mis labios. Puedo sentir su erección contra mi pelvis, y solo quiero restregarme contra él. Me siento excitada como nunca en mi vida, ni siquiera con Brent.
—¿No estamos yendo muy rápido? —pregunto, un poco dudosa.
Él niega con la cabeza y me lleva hacia atrás, hasta que mi espalda golpea la pared del ascensor.
—Vamos al ritmo perfecto —asegura, y besa de nuevo mi cuello, alejando mis dudas.
Estoy a punto de ceder, quiero gritarle que hagamos el amor, pero el ascensor ni siquiera se mueve, no hemos presionado ningún piso todavía. Intento ignorar que alguien nos puede estar viendo por las cámaras de seguridad, pero si ya he decidido atreverme esta noche, quiero que sea en grande.
Andrew busca mi boca de nuevo y nos besamos, es como si ahora que nos hemos tocado, ya no podemos despegarnos. Sí, suena cursi y casi ridículo, ¡nos acabamos de conocer! Pero se siente así de intenso, así de peligroso.
Entonces, todo se oscurece de repente y el ascensor frena bruscamente. Andrew me mantiene apoyada sobre la pared del ascensor, así que no me caigo, pero mi equilibrio se ve afectado, menos mal me he cambiado los tacones por unas Converse. Andrew y yo apenas podemos vernos, mi corazón late frenético, no sé si estoy muy cachonda o asustada.
—¿Por qué se detuvo? —pregunto, no estoy esperando una respuesta sincera, solo quiero llenar el silencio. No puede ser que vaya a morir en la mejor noche que he tenido en mi vida.
—Debe haberse ido la luz por la tormenta —dice él, suena mucho más relajado que yo, o tal vez solo quiere hacerme sentir más tranquila y por dentro está cagándose entero—. Debe volver en unos minutos cuando los generadores de emergencia comiencen a funcionar.
No entiendo mucho a qué se refiere, pero me quedo un poco más tranquila sabiendo que no vamos a estrellarnos contra el piso o algo así. Nos quedamos en silencio de nuevo, la tensión sigue allí. Apenas puedo vislumbrar su figura en medio de la oscuridad, pero siento su presencia imponente, exquisita y demasiado intensa.
Carraspeo incómoda—. Bueno, tal vez esto sea una señal para que cada uno duerma esta noche en su propi...
Andrew no me permite terminar, siento sus labios de nuevo en los míos y eso me hace callar de inmediato. Su húmeda lengua entra en mi boca y me vuelvo a encender, no me importa lo que acabo de decir, quiero tener sexo con este hombre ahora. Su boca asedia la mía en unos besos sin control, nos tomamos así, devorándonos como si no nos acabamos de conocer, pero se siente como si toda la vida hubiera esperado por sentir esto.