Inicio / Romance / La ley del deseo / 3: "Eso ya lo veremos"
3: "Eso ya lo veremos"

Mientras seguimos charlando, siento una química inmediata con este hombre. Andrew no se va por las ramas, me mira de la forma en la que cualquier chica quisiera ser vista y eso provoca cosquillas en mi entrepierna.  

 Cuando acabo mi primer trago, Andrew le hace una seña al camarero, que aparece de inmediato. Me doy cuenta de que este tiene que ser un hombre importante, porque no he visto que trate a los demás clientes así, tan amablemente. Cuando el hombre se acerca, Andrew le pide algo en el oído, así que no puedo escucharlos, lo que me hace fruncir el ceño. 

El alcohol ya está haciendo de las suyas y me siento más relajada y suelta. Así que cuando el camarero se va, le doy una mala mirada a Andrew. 

—¿Sabes que es de mala educación cuchichear en frente de los demás? —pregunto, frunciendo el ceño. 

—No estaba cuchicheando, Lauren —responde y me encanta como suena mi nombre en sus labios, sexy, sensual y atrevido—. Le pedí a Peter que trajera un poco de ropa para ti, estás empapada y... —se detiene, mirando mis pechos un segundo y tragando despacio después. 

—¿Y qué? —pregunto, curiosa. 

Me mira a los ojos, y hay un fuego intenso que me quema de inmediato. Me inmoviliza en la silla, y siento que el aire comienza a dejarme, afectada por la intensidad de su mirada en mí. 

—Y desde aquí se puede ver que no llevas brasier —susurra, su voz poniéndose ronca—. Se te vislumbran los pezones. Y eso me está volviendo loco.  

Mi sexo comienza a palpitar mientras nos miramos, ¡Dios bendito! ¿Cómo es posible que esas palabras me calienten tanto? Entonces, Peter aparece de nuevo y caigo en cuenta de lo que de verdad acaba de decirme. Inmediatamente me cubro con mis brazos, siento mis mejillas arder y sé que me he vuelto tan roja como un tomate, mientras que Andrew no despega sus ojos de los míos, mirándome como si no importara nada más, ignorando al hombre.  

Este carraspea antes de que Andrew le preste atención. Lleva una camiseta blanca, unos jeans e inclusive unas converse blancas. 

—Esto fue lo que pude conseguir, la tienda de recuerdos es la única abierta a esta hora —explica, entregándome la ropa. 

—Gracias —murmuro nerviosamente—. Iré a cambiarme. 

Ambos hombres asienten y me levanto, abrazando la ropa a mi pecho para que nadie más pueda ver mis pezones. Voy directamente hacia el baño y me echo un vistazo en el espejo, abriendo mi boca en horror cuando me doy cuenta de que gracias al diseño de la tela y lo mojada que estaba, mis pezones se veían tan claramente que casi se podía vislumbrar su color. 

Gracias al cielo, la tela de la camiseta es mucho más gruesa, así que uso las servilletas para secarse las manos y me seco lo mejor que puedo antes de cambiarme. Con mi pelo no puedo hacer mucho, solo ponerlo debajo de los secadores de manos y quitarle el excedente de agua, además de peinarme un poco. También quito el maquillaje corrido, Dios, es increíble que alguien como Andrew se haya siquiera fijado en mí cuando parecía una versión sexual y vulgar de la Llorona. 

Salgo de nuevo, usando la camiseta del hotel, pero es mejor que el vestido. Cuando me siento, ya hay otro trago para mí. A pesar de que no soy del tipo borracha, el whisky es añejo y tiene un sabor más suave, por lo que lo trago con más rapidez. Andrew me ofrece comida, pero estoy demasiado llena por todo lo que comí en la fiesta de mi amiga, así que simplemente me concentro en conversar con este hombre, divirtiéndome a más no poder. 

Mi teléfono celular se ilumina y una llamada de Brent aparece. Lo guardé como “Mi conejito”, un apodo de cariño que ahora aborrezco. Tomo el teléfono ante la atenta mirada de Andrew y cambio su nombre, sin rechazar y mucho menos responder la llamada. Ahora mismo no puedo hablar con él, estoy furiosa, ofendida y dolida. 

El hecho de que no responda parece gustarle a Andrew, es obvio que está coqueteando conmigo. Tal vez se deba al alcohol, pero me siento más atrevida, así que dejo el teléfono a un lado y me inclino hacia Andrew. Sus ojos brillan y el hecho de que cada mujer en el lugar esté pendiente de él, me incentiva mucho más. 

—Entonces… Andrew —murmuro, imitando el tono de voz de Peter que lo hace reír—. No respondiste mi pregunta, ¿acaso estás evitándola? 

—Estoy casado con mi trabajo —responde de inmediato—. ¿Algún interés especial en mi vida amorosa? 

Me tiene, sabe que me tiene justo donde quiere.  

No respondo, ambos nos quedamos mirando, algo mágico pasando entre nosotros, algo que ni siquiera se puede pronunciar, porque no tiene nombre. ¿Sabes cuando de niño prometían llevarte a la playa al día siguiente? No podías dejar de pensar en eso, apenas y dormías imaginando lo divertido que sería ir a la playa y todo lo que harías. Bueno, ahora mismo estoy imaginando lo increíble que sería estar debajo de este hombre y, para colmo de males, es tan intenso que no tengo dudas de que él desea lo mismo. 

Al diablo Brent, nunca me hizo sentir así y no merece que piense en él. Me follaré a este hombre con todo lo que tengo y mañana cuando me levante, ya no pensaré en él. 

—Solo tengo curiosidad —miento y es evidente. 

—No. 

—¿No? —vuelvo a preguntar, insegura. Se me hace difícil creer que ninguna mujer ha sido lo suficientemente inteligente como para tomar a este hombre y no dejarlo ir. De cualquier forma, yo no lo haría. Sin embargo, estaba enamorada de un imbécil, así que puede que no sepa reconocer a uno cuando lo tengo en frente. 

—No estoy interesado en compromisos de ningún tipo —responde, desinteresadamente—. Como dije, estoy casado con mi trabajo. 

Bueno, eso es interesante… 

—¿Qué es lo que te interesa entonces? —vuelvo a preguntar. No quiero ponerlo incómodo, pero ya que conoce mi triste historia de amor y el cómo me dejaron tirada en mitad de la carretera, siento la necesidad de saber un poco más de él. Me parece un hombre fascinante, a casi todo el mundo en esta habitación, así que estoy ávida por seguir conociéndolo. 

Mi hermana siempre me ha reñido por ser demasiado curiosa. Pero ella nunca ha visto un hombre que luce así, ahora solo quiero sacarle una foto y mostrársela más tarde. Tal vez pueda buscarlo en G****e.

Me mira durante unos segundos en silencio, como si estuviera evaluando si decírmelo o no. Cuando estoy a punto de pedirle que lo explique, comienza a hablar. 

—Tú, tú me interesas —admite finalmente. 

Mis mejillas se sonrojan. ¿Qué demonios pasa conmigo? Actúo como si nunca hubiera coqueteado con un chico, aunque, de hecho, nunca lo he hecho con uno así de impresionante. No sé cómo comportarme, Andrew parece demasiado interesado en mí, y a quién diablos engaño, yo también lo estoy. Nunca un hombre me había gustado tanto. 

Peter vuelve a aparecer, esta vez con nuestros tragos. Ambos despegamos la mirada del otro y me concentro en darle las gracias al hombre, que actúa como si fuera capaz de entregarle su primogénito a Andrew.  

—Desde recepción que sus habitaciones ya se encuentran listas para cuando quieran —informa. Sin embargo, ninguno de los dos parece muy dispuesto a irse ahora.    

 Andrew sujeta mi mano a través de la mesa, dando una señal clara. Mi corazón se dispara al sentir la ráfaga de electricidad de nuevo, además, la insinuación en sus palabras debería avergonzarme, pero solo ha hecho que mis bragas comiencen a empaparse.  

—Lauren no irá a su habitación por ahora, gracias, Peter—responde por mí.  

El mensaje es más que claro, tanto que me sonrojo. Me quedo paralizada, no solo por no tener idea de qué responderle, sino porque el contacto de su mano en la mía me quemó por dentro. Mis emociones van de la rabia a la lujuria, rabia porque sigo furiosa con Brent y extremadamente lujuriosa por este desconocido.  

Sin embargo, ¿soy la clase de mujer que se acuesta con un hombre que acaba de conocer? Antes de esta noche y antes de conocer a Andrew, hubiera dicho un "no" rotundo, pero ahora no estoy tan segura. Lo deseo, eso es seguro. 

—De nada, que pasen buenas noches —saluda, antes de irse y dejarnos solos nuevamente. 

Cuando se va y ya no puede escucharnos, alzo una ceja, mirándolo con lo que espero sea una expresión de: “jamás en la vida”. 

—Eso fue un poco presuntuoso de tu parte, porque no voy a dormir contigo esta noche. 

Sonríe, como si me estuviera diciendo sin palabras que dejara de hacerme la tonta, esto era lo que yo también deseaba. 

—Eso ya lo veremos —responde. 

Me di cuenta de inmediato de mi error, acabo de ponerme a mí misma como un reto y él está feliz de tomarlo. 

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP