LIAM COOPER.
Niego con la cabeza. Abro la ventana y le pido, más bien le suplico que haga lo mismo para poder hablar con ella. Desde aquella vez que casi nos descubren no hemos abierto nuestras ventanas para hablarnos personalmente, pero creo que esto es algo necesario. Finalmente abre la ventana y saca medio cuerpo como yo. — ¿No quieres qué sigamos siendo amigos? —Pregunto. — No puedo. —Responde— No podemos. — ¿Cómo qué no podemos? Yo veo que si podemos, llevamos siéndolo tres años Amara, no puedes decirme esto e irte sin más. —Agacha la cabeza. La conozco, sé que algo le pasa, que detrás de esto hay una razón oculta. — Liam, yo.. de verdad, no quiero que sigamos siendo amigos. Necesito que lo aceptes y no me busques, no te pido nada más que eso. — Pensaba que tú y yo íbamos mucho más allá. Somos mejores amigos, no puedo creer que me estés diciendo esto. —Hago notar mi enfado pero también la tristeza que estoy sintiendo. Espero que ella lo note todo a la perfección. — Perdóname Liam. Vuelve al interior de su habitación y sin escucharme, cierra la ventana y corre la cortina. Doy un golpe en el filo de la ventana. Giro la cabeza y me encuentro a Aitana. Ella me está mirando y lógicamente por su cara, ha sido espectadora de nuestra mini conversación. AMARA CORTÉS. Sé que reprimir mis sentimientos no hará que me duela menos. Solo retrasará lo inevitable pero no hará qué se detenga lo que llegará cuando caiga la tela que separa mi corazón del dolor. Liam sigue frente a la ventana, puedo verlo entre la cortina. Seguro que él puede ver mi sombra. — Amara. —Aitana me da un buen susto. Ha entrado sin avisar y casi se me sale el corazón por la boca. — ¿Ha acabado todo? —Pregunto refiriéndome a Cora. — Hace rato. Ahora está encerrada en su habitación incomunicada mientras que el abuelo no para de hablar sobre el tema —Se sienta a mi lado— ahora nos mantendrá aún más vigiladas. No quiere que cometamos el mismo error. — Nunca pensé que llegaría a sentir odio por alguien de mi propia sangre. — He oído lo que has hecho —La miro rápidamente— tranquila, no voy a contárselo a nadie. Creo que has hecho lo correcto. — ¿Lo correcto para quién? — Para.. todos. —Rio sarcásticamente dejando por fin salir mis lágrimas. — No estoy incluida, porque para mi esto no es lo correcto pero tengo que callarme ¿No es así? Tengo que mantenerme en silencio y obedecer todo lo que me digan sin más. Estoy cansada Aitana y si estuviera yo sola, si mi madre no estuviera en medio, te juro que me iría. — ¿Con ese chico? — No, sola. Se pone en pie. Parece más preocupada por mi de lo que yo lo estoy. Mis sentimientos tarde o temprano buscarán una vía de escape porque el amor que callas termina destruyéndote para salir a la luz. Temo por ello, no sé qué pasará cuando todo el mundo sepa que estoy enamorada de Liam. — ¿Lo quieres? —Pregunta. — Aitana deja de atormentarme por favor. Lo único que quiero es seguir con mi vida —Abro la puerta invitándola a que se marche— Te lo suplico, vete. Accede a irse pero antes me coge de la mano. — Guarda bien tus sentimientos. — El problema es que ya no sé dónde guardarlos. —Me suelta las manos y yo le cierro en la cara. LIAM COOPER. Paso las horas tumbado en la cama sin hacer otra cosa que pensar. En estos últimos tres años. Encuentros a escondidas, notas, mensajes secretos a través de la ventana ¿Cómo voy a renunciar a eso? Lo viví intensamente y ahora no puedo permitir que se acabe sin más. — Acostado a la bartola. —La vocecita insoportable de Sofía me devuelve a la realidad arrastrándome de mis pensamientos. — ¿Por qué tienes esa cara? — ¿Sabes cuándo creías qué podrías vivir perfectamente sin una persona y de repente esa persona se va? Te das cuenta de que significa mucho más para ti de lo que imaginabas. Es más, descubres sentimientos que hace días parecían inexistentes. — Mm.. —Desliza los dedos po mi pelo— ¿Qué ha pasado con Amara? — No quiere que sigamos siendo amigos. — ¿Por qué? —La expresión de su cara trasmite sorpresa. Ella tampoco se separaba algo así. — No lo sé. Hoy íbamos a vernos a escondidas y de repente me dice que lo siente, que no podemos seguir siendo amigos. —Echa la cabeza sobre mi hombro— Y de repente, me doy cuenta de que me duele más allá, mucho más. — Ya veo, te has dado cuenta de que estás enamorado de ella. —Me tapo la cara con la almohada— ¡Ya era hora! — ¿Qué puedo hacer? No me creo que te esté pidiendo consejo a ti. —Ella ríe. — Si la quieres, ve por ella. Lucha. — Si, si, muy bonito eso en los libros o en películas. Esto es la vida real y no puedo llamar a su puerta. — Pues no lo hagas. Mañana habla con ella en persona antes de entrar a clase ¡No me mires así! Soy muy pasional ¿Vale? Me muero con los dramones. AMARA CORTÉS. Paso completamente de la cena y me encierro en mi habitación con la excusa de que estoy algo enferma. Mantengo la luz apagada para no alarmar a Liam y después de unos minutos mirando al techo, me quedo dormida. ~~~ 7:00 am. — ¡Amara despierta! —Golpea la puerta de mi habitación.— ¡Llegaremos tarde! No quiero ir. Quiero quedarme tapada hasta la cabeza y dormir eternamente. Lo prefiero antes que tener que verlo cada día en clase. — Hija ¿Aún no te has vestido? Tu abuelo te está esperando. — ¿Para qué? — Ayer no estuviste en la cena, creo que quiere contarte lo que pasó. — ¿Y qué pasó? — Pues.. —Me acaricia la oreja— Tu prima seguirá con nosotros pero no irá a clase por una temporada y hay nuevas normas. Una en concreto. ~~ Bajo después de arreglarme para ir a clase. — Amara. —La voz de mi abuelo me detiene cuando estoy apunto de bajar el último escalón de la escalera. — Tenemos que hablar. — No tengo tiempo abuelo, las clases empiezan en quince minutos. — Está bien, cuando vuelvas hablaremos sobre lo de anoche —Deja un beso en mi cabeza— estudia mucho y recuerda todas las normas. — Créeme, las recuerdo cada día. Él sonríe satisfactoriamente. Si supiera porqué lo digo, se le borraría la sonrisa falsa que siempre nos muestra. Es un hipócrita. Nos odia a todas, en especial a mi. ••• Llegamos. Por los pasillos lo encuentro a él, hablando con la popular Lydia Smith. Pelo negro, ojos marrones, uno setenta, ropa carísima y eternamente enamorada de Liam Cooper. Por lo menos tenemos algo en común. Él busca mi mirada e inevitablemente terminamos mirándonos fijamente. Después de lo de ayer, no se como soy capaz de mirarlo a los ojos. Definitivamente dejar ir puede ser el mayor acto de amor, pero eso no significa que duela menos. — ¿Todo bien? —Susurra Aitana a mi espalda. — Perfecto. —Desvío la mirada de los ojos de Liam y sigo mi camino hasta la puerta de clase. — ¿No entras? — Tengo que ir al baño, sujétame los libros. —Asiente con la cabeza— Y no, no necesito que me acompañes, sé el camino. Realmente no voy al baño. Salgo fuera para tomar el aire y mentalizarme de que a partir de ahora ambos necesitamos ser dos desconocidos. Aunque eso implique tener recuerdos en común. Me siento en un bordillo y suspiro intensamente. — Amara Cortés. —Su voz hace que gire la cabeza de golpe y me ponga muy nerviosa. Tanto que al levantarme tropiezo y caigo al suelo. — Liam. —Digo desde el suelo. — Tenemos que dejar de encontrarnos así. Ofrece su mano para ayudarme a levantarme y la rechazo. Me levanto impulsada por la pared y me pongo frente a él. — No puedo seguir aquí. —Digo y trato de huir pero me lo impide. — ¿Por qué de un momento a otro me dices qué no podemos seguir siendo amigos? Solo quiero entenderlo. — Porque no está bien. Mis costumbres son diferentes a las tuyas y no quiero que se malinterprete nuestra amistad. — Malinterprete. —Dice mientras mueve la cabeza— Te conozco, sé que hay algo más. — No puedo seguir hablando contigo. Consigo entrar dentro y recorrer el pasillo. Él me agarra del brazo y me obliga a entrar en los baños de los chicos. — Liam por favor, estas empeorando las cosas —Señalo nuestro alrededor— si me descubren aquí, estoy perdida. — Es eso, estás asustada. — Distancia Liam, entiéndelo. — ¿No te importo nada? —Pregunta dolido. Doy un paso hacía él. — Claro que me importas. —Susurro. — ¿Entonces por qué me haces esto? ¿Por qué de repente me alejas de ti? —Bajo la mirada. Pone los dedos en mi barbilla y me levanta la cabeza. Dios mío.. ¿Cómo se lucha contra quién es tu única debilidad? — Puede que ahora no lo entiendas pero es lo mejor. — ¿Lo mejor para quién? Porque sé que para ti no es lo mejor. Puede que lo sea para el estricto y retrógrado de tu abuelo, pero para ti no es lo mejor. — Para. — No, no voy a parar. No hasta que me digas cuál es el motivo por el que me alejas de ti sin darme explicaciones. —Insiste aún con la mano sobre mi barbilla. — Liam porque nuestra amistad es imposible. Todo para nosotros lo es ¿Entiendes? — ¿De qué tienes tanto miedo? — De perderte. —Susurra— Perderte definitivamente. Sus ojos se enternecen. Se acerca tan rápido a mi que retrocedo algo nerviosa, pero aún así logra alcanzarme y rodearme con sus brazos.